"Amar o vivir"

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Día 30:

Cara era esa clase de mujer que nunca puede pasar desapercibida, mientras que Diana tenía la (no tan) magnifica capacidad de ser invisible ante el resto del mundo, y es que básicamente Cara tenía una belleza sobrenatural. Ella era alta, incluso sin usar tacones, delgada sin necesidad de dietas ni gimnasia. Era esa chica que podría estar en la tapa de la revista Vogue, caminando por las pasarelas de Nueva York. Su largo cabello rubio un tanto despeinado, un tanto revoltoso, solía moverse a su antojo y caer de la forma en que ella quisiera, aun así cuando recién despertaba. Sus ojos era azules, pero no como el mar, no como el cielo, si no como el zafiro, brillaban de una manera preciosa cuando la luz del día se reflejaba en ellos y se tornaban casi terciopelo cuando la noche llegaba. Sus dientes tan perfectos parecían porcelana y su sonrisa podía hasta con el hombre más duro. Y es que Cara no solo era bella, si no que desparramaba simpatía a su paso. Tenía esa alegría contagiosa, esa personalidad avasallante, ese instinto de supervivencia que la hacía saber a la perfección como moverse en un mundo tan cruel y superficial. Sus actitudes lucían como si alguna vez hubiera leído un manual de instrucciones acerca de la vida. Sus pasos seguros, sus formas de demostrarle al mundo que ella estaba ahí y nada podría detenerla. Era esa imagen de mujer implacable la que aparecía todos los días en su espejo, y no podía evitarlo, Diana no podía evitar sentir que Cara era el modelo de mujer ideal, ese al que todas debían y deseaban llegar. Ese por el cual estarían dispuestas a cualquier cosa, con tal de ser un poco de ella.

La observó mientras caminaba por el pasillo del salón de almuerzos, moviendo su cuerpo por inercia, empujando a todos los muchachos hacia lo más profundo de su seducción. Ellos caían rendidos a sus pies con solo mirarla. Diana no se sorprendía al respecto, Harry ya había caído al suelo por Cara ¿Qué más podía esperar del resto de los hombres? Y es que hacía ya una semana que jamás logro apartar de su mente esa imagen de ellos dos besándose. Sonaba increíble pero cuando algo la hería, no podía dejarlo ir. Su mente era como una especie de tablero, en donde colgaba notas acerca de sus peores momentos, como para asegurarse de que estuvieran allí siempre, recordándole lo ingrata e injusta que era la vida.

Durante siete largos días intentó evitar a Harry de todas las maneras posibles, desde salir más temprano de clases, hasta 'escapar' por la puerta trasera de su casa. No tenía intenciones de si quiera verlo, porque eso le recordaría cuanto la había lastimado. Hubo noches donde pensó en olvidar lo sucedido y entender que Harry no era el culpable, es decir ¿Por qué tendría que obligarlo a sentir las mismas cosas que ella? él no tenía la culpa de haber sido atrapado por los encantos de Cara, pero luego retrocedía en sus pensamientos y olvidaba la locura de creer que podría manejar la situación sabiendo que sentía cosas aun más fuertes por él con el correr de los días. Eso era una buena razón para enfadarse con ella misma, por ser tan débil, por siempre ir detrás de lo imposible y nunca aprender de tantos errores.

— ¿Escucharon eso? — Cara se sentó frente a Diana y Niall, sin apartar la vista de Zayn. Él había murmurado algo al verla pasar, haciéndola sonreír y sonrojar.— Seguramente aun sigue pensando en lo que pasó entre nosotros en la fiesta de Liam.

Niall no le prestó mucha atención, generalmente no solía hacerlo, ya que en su cabeza habían cosas más importantes que las toterías de Cara, como por ejemplo: Diana.

— Me pregunto cuanto tiempo tardará en invitarme a salir. — Volvió a hablar, esta vez apoyando el codo sobre la mesa. Sosteniendo su mentón con la mano. Suspiró. — Que lastima. De todas formas estoy con Harry y tendría que decirle que no.

Diana levantó su vista de inmediato al oír eso. Entonces ¿confirmaba que estaba saliendo con él? Oh, genial, era el momento ideal para salir corriendo, llorando e insultando al mundo. Pero sin embargo allí mismo se quedó, tragando sus palabras, apretando fuerte los dientes intentando que nada salga de su boca. Sintió como esas necias lágrimas nublaban su vista, intentando rozar sus delicadas pestañas. Con toda la fuerza que provenía desde su interior, miró hacia su bandeja de comida y oprimió fuerte sus ojos. Sin embargo una pequeña gota cayó sobre sus viejos jeans. Respiró profundo.

Diana • H.S {Libro 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora