Día 45:
Cuando eres pequeño no sueles darle mucha importancia o sentido a los valores de la vida, de las amistades y a la forma en que debes tratarte con el otro. Cuando eres pequeño no existen diferencias entre las personas, no ves la desemejanza entre alguien que es más bajo o alto que tu, más gordo o más flaco que tu, más rubio o más moreno. Cuando eres pequeño no tienes esa clase de sentimientos encontrados, que te hacen dudar o desconfiar, que te hacen tener la necesidad de dañar al otro para ser mejor, ni patear cabezas para llegar a donde quieres. Cuando eres niño el principal problema es a la hora de jugar, es quien ganará a la rayuela o quien sacará el puntaje más alto en un vídeo juego, pero todos esos conflictos desaparecen cuando otro juego comienza o cuando un nuevo día llega y lo olvidas completamente.
Cuando Cara y Diana eran niñas, un mundo de fantasías las unió, las llevó por el mismo camino en el que eran princesas de un castillo imaginario que armaban en el patio compartido de sus casas. Ni si quiera una mudanza pudo separarlas, y por más que sus padres decidieran divorciarse y su madre se la llevara consigo a una de las ciudades mas cercanas, Cara siempre encontraba la forma de volver a ver a Diana, siempre había una excusa perfecta para volver a crear ese castillo una y mil veces. La adolescencia llegó y las encontró en la cumbre de su amistad, ambas estaban seguras de que si no fuera por eso, jamás hubieran podido superar tantos conflictos que se presentaron en esa etapa, algunos tan normales como crecer y cambiar físicamente, y otros tan dolorosos como la muerte del padre de Cara. Diana fue sin dudas, la razón por la que ella no bajó los brazos ante semejante perdida. Sin embargo ni la más fuerte tempestad pudo contra ese lazo que las unía desde el primer día, ni siquiera el efímero romance que Cara tuvo con Louis. Diana no recordaba su vida sin admirar a su mejor amiga, sin sentir que ella era perfecta en todos los sentidos, mires por donde la mires. Es que Cara siempre fue todo lo que Diana no podía ser, ya sea por timidez, vergüenza o un bajo autoestima, ella podía opacarla con solo caminar a su lado, con sus largas piernas y su rubio cabello que se movía al compás de sus pasos. Quizás ese haya sido el gran problema que hoy las llevaba a estar distanciadas. El hecho de que la personalidad de Cara fuera imbatible ante la fragilidad de Diana, era irreversible hasta que alguien apareció en sus vidas, cambiando el curso de la historia, dejando que lo inesperado suceda, y ese 'alguien' era Harry. ¿Cómo es que él se vió cautivado ante la simpleza y no ante la lujuria?
El timbre de salida sonó, tomó sus cosas y así caminó por el pasillo abrumado de gente, hasta salir del lugar e inevitablemente mirar hacia ese gran Roble. Cara no pudo apartar sus ojos de ellos, no pudo dejar de observar la forma en que Harry miraba a Diana como si fuera lo más bello que existiera en su vida. '¿Por qué a ella y no a mi?' era la pregunta retórica que aparecía en su mente, una y otra vez, sin darle respiro. Niall interrumpió sus pensamientos.
— Cara, ¿Estás bien?
Sólo asintió sin apartar su vista de ellos, mientras se marchaban juntos, como todas las tardes. Apretó con fuerzas los libros que sostenía entre sus brazos.
— Hay algo extraño en él — Dijo mientras observaba el lento caminar de Harry, con las manos en los bolsillos de sus viejos jeans negros. Niall frunció el ceño sin entender.
— ¿De qué hablas?
— ¿Nunca te preguntaste de dónde vino? ¿Cómo es que conoció a Diana? ¿Que busca? ¿Qué oculta? ¿Quién es?.
Niall dirigió su vista hacia el mismo lugar. Tal vez sí. Tal vez muchas veces se había preguntado eso incansablemente, pero no existían respuestas y después de todo, no le veía motivo a encontrarlas. Diana amaba a Harry. Harry amaba a Diana. Nada podía hacer contra eso por más que descubriera que personaje se escondía detrás de ese cabello alborotado y esos potentes ojos verdes.
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Diana • H.S {Libro 1}
FanfictionLa vida de Diana podría ser la historia de cualquier otra chica de 19 años con graves problemas familiares, de autoestima y trastornos alimenticios, que tan solo vive en su mundo esperando a que el gran final llegue a su destino. Pero jamás imagino...