Una vez hablaba con alguien sobre esos temas comunes y corrientes que hablan adolescentes. Conversábamos sobre el amor; el tema más concurrido por nosotros. Él me contaba que una chica hacía tambalear sus fibras más fuertes de sus sentimientos, despertaba tantas lindas cosas que él no sabía cómo reaccionar a tanto. "todo lo que ella me dice, hace que me sienta fuera de mi lugar. Yo sé que suena cursi y es chistoso que yo lo diga pero así es esta chica conmigo" decía él. Yo me la pasaba preguntándole las razones por las cuales esa chica lo hacía sentir así con la excusa de "a ver si así también consigo alguien que me saque de mi puesto", me causa mucha gracia decirle esto a él para convencerlo y tan sólo sacarle un poco de información.
Pasaron algunas semanas y por el trajín del día no había podido comunicarme con él y como no vi señales de nada suponía que todo iba a estar bien, como siempre, hasta que decidí buscarlo y para preguntarle por su vida y por la anterior conversación que habíamos tenido. Me encuentro en chico diferente al de antes, no tan animado pero sonriente como siempre ha sido él. Quise preguntarle por la situación con la chica, él me miró y sonrió con esa desilusión en el rostro con lo cual hizo que todo mi semblante cambiase. Me pidió que tomara asiento y fue por dos cervezas.
Comenzó con un suspiro y acarició la botella como si fuese la mano de su amada, me miró y volvió a sonreír, tomó postura y le dio un trago a la cerveza que tenía en frente. Empezó a recitarme una historia:
"Desde ese día cuando nos vimos y te conté con tanto entusiasmo sobre lo que estaba sintiendo, las cosas comenzaron a tornarse un poco diferentes, ahora hablábamos menos y notaba tanta diferencia a lo que teníamos en un inicio; lo juro, fue como si algo le hubiesen dicho porque el cambio fue tan brusco y repentino que hasta me sentía mal y buscaba entre mis errores para ver qué había hecho pero no encontraba nada. Sentía tanta frustración por observar como mi vuelo despegaba sin mí. Tanta desilusión palpaba en mis manos, es como si hubiera caído en una trampa de la cual no podía salir ya.
Después de hurgar entre mis errores decidí preguntarle para ver si conseguía una respuesta concreta y ella sólo se remitía a decirme "nada, usted no ha hecho nada". Me sentía idiota, el pendejo más grande de Latinoamérica. Te lo juro.Había pasado una semana y las cosas empeoraban y yo seguía aquí firme con mi ilusión desilusionada hecha una botella de levadura, pensando mientras iba de camino a mi instituto para cumplir con mis responsabilidades académicas. Pasaba de todo para ocuparme de ella mientras que ella pasaba de mí para enforcarse en alguien de su pasado y... sólo puedo decir que sentí el invierno cuando escuché su voz diciendo esas cosas tan espantosas. Retumban en mi cabeza: "No puedo ocuparme de ti cuando estoy ocupándome de alguien más".
Prometí no derrumbarme por algo tan simple, había prometido mantenerme fuerte en el sitio que se me había otorgado en la tierra, pero antes había salido a volar como si tuviera marihuana en la cabeza y ahora me siento metros bajo tierra.
Él terminó de hablar al mismo tiempo que acabó su trago frío, fijó sus ojos sobre mí por 5 segundos y soltó una ligera carcajada y me dijo "Veo tu cerveza medio llena. Adelante, es tu turno para contar tu historia.".

ESTÁS LEYENDO
Notas de un escritor frustrado.
AcakEsto no tiene orden lógico, son sólo pensamientos del autor rodeados de preguntas sin respuestas y muchas veces, sin sentido.