El vacío del corazón va más allá que la locura de una traición; mi Soledad, fiel amiga y consejera, ella advirtió la mayor de las tragedias y no se trataba de nadie más que yo. Decía "Cuidado pequeño, el paisaje se muestra bastante agreste y aunque confío en tu fuerza, te conozco y dudarás de ti. Ánimo que yo te acompañaré en los momentos más difíciles y te soltaré cuando aprendas a manejar". No entendía y obligarte a que lo entiendas me agobia porque quiero creer que combatiste a mi lado cuando los forasteros invadieron los campos desolados por los que caminaba. No entendía por qué mi compañera advertía sobre los paisajes si cada vez que caminaba parecía andando en monorriel antiguo, pero claro, por esas mismas líneas también pasa el tren y ¡por supuesto! Viaja más rápido que yo. Comencé por entender pero desentiendo que el entendimiento va más lejos de la perspectiva de un observador y aunque siempre haya intentado disminuir situaciones para que ellos puedan comprender queda corto para que la razón dialogue con el cerebro y puedan conectar pensamientos con imaginación diseñando todo el esquema a transmitir, puesto que de qué sirve callar cuando te dieron un sistema apto para hablar.
El vacío de ese paisaje era violento, me sentía caminando hacia el mismo lugar pero como si no avanzara y comprendí que cuando razonara podría entrar en el sueño profundo del dialogo eterno con mi Soledad y podría encontrar la mejor vía para llegar a alcanzar a Locura y que esta vez, la traición no encuentre a Corazón.
Recorría entre versos mientras nutría pensamientos que más allá del universo me llevaban. Llevaba una cuerda en la que tenía atada a Corazón y Locura pero eché una mirada atrás y vi que no estaban conmigo, se habían liberado del yugo... no entendía nada. Divagué entre opiniones contrarias y violentas hasta que observé a Corazón compartiendo con Locura; seguía sin entender.
El acercamiento fue sutil con muchas ansias de preguntar, pero no hubo necesidad. Ellas compartían algo que llamaban Felicidad y no comprendía cómo podía serlo. Soledad se acercó por mi espalda y susurró delicadamente al oído: "Cuando aprecies la compañía y entiendas que esta no se obliga, comprenderás esa felicidad".
Han pasado años desde que vi a esas tres mujeres caprichosas... aún no entiendo.
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Notas de un escritor frustrado.
RandomEsto no tiene orden lógico, son sólo pensamientos del autor rodeados de preguntas sin respuestas y muchas veces, sin sentido.