Entretener.

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—Siempre compras todo agrandado y repetís, dime como es que tenes ese cuerpo tan...

—¿Apuesto? ¿Maravilloso? ¿Irresistible? — remarco la "r" en la última palabra con su acento y se acerco por encima de la mesa.

—Cuidado, tan cuidado. —lo empuje y volvió a sentarse.

—¿Cuidado? — levantó las cejas con una sonrisa.

—¿De qué te ríes?

—Nada, nada, mira te voy a contar mi secreto pero debes prometer que no dirás nada.

—Eso dependerá de si es una estupidez o puedo ganar plata llevándome el crédito.

—¿Karol Sevilla como te atreves? Al menos no me lo digas, eres pésima en esto de la estafa.

— A veces me pregunto porque te saco a comer, no te lo mereces.

— Ok, ok, si me sigues atacando no te diré mi secreto.

—Chicos, ya debemos ir al set— apareció mi madre a nuestro lado— ¿Aún no han ordenado?

—Estábamos hablando.

—Su hija me entretuvo, cúlpela— le hizo una seña con la mano para que se acerque y le susurro— entre nos, creo que me está poniendo a dieta, el otro día me llamo gordo.

—¿Qué yo qué?

—No escuches conversaciones ajenas.

Mi madre río— Pediré algo para llevar, ya tenemos que volver, lo siento.

—Es tu culpa—dijo Rugge levantándose del siento y pasando un brazo por alrededor de mi cuello para empezar a caminar— nunca dejas de hablar.

Estábamos en mi camerino, Rugge ya estaba pronto y a mí me faltaba arreglarme el cabello. El jugaba con el celular mientras esperábamos a Fede, mi peluquero.

—¿Puedo hacerlo? — se paro y sostuvo la planchita mostrándomela.

—¿Que tan aburrido puedes llegar a estar?

—Te sorprenderías, vamos, déjame hacerlo.

—Ya, bien.

Paso la planchita por mi cabello.

—¿Lo estoy haciendo bien?

—Bueno, tendrías que prenderla primero.

—La enchufé.

—Sí, pero no significa...— le quito la planchita y la enciendo— ¿Ves esa luz? Significa que esta prendida, ahora tómala con cuidado y espera, esta vez estará caliente.

—Oh, la planchita es caliente, jamás me lo imagine. ¿Hay algo más que me este perdiendo?

— Si, un dedo, por la quemadura que tendrás.

—Dame un poco de crédito.

—El camerino se prenderá fuego.

—Y después yo soy el exagerado—agarro otro mechón de cabello— No olvides que a veces soy el que te peina.

— Primero me peinas y ahora también haces rulos, mejor deja la actuación y vuélvete un estilista profesional.

—Cuidado con el sarcasmo, estoy sosteniendo algo ardiendo— la cerro y abrio cerca de mi cara— ¿cuánto cariño le tienes a tu oreja?

—No mucho, haz lo que quieras— sonrío a través del espejo— al menos ya no escucharé tu voz nunca más.

Rugge tira de mi cabello "accidentalmente".

—Uy, lo siento.

—Sí, ten en cuenta que eso está pegado a mi cabeza, al menos, por el momento.

—Por el momento.

—Hasta que lo quemes.

—Está lanzando humo, ¿es normal? —suelta la planchita sobre la ropa.

Me paro rápidamente y la agarro —¡Rugge! ¿Quieres quemarme el vestuario?

—Dame eso— me lo quita de las manos.

—¡Con cuidado, torpe!

Rugge suelta la planchita y la deja caer al suelo, se agarra la mano y comienza a quejarse.

—Mis dedos, duele.

—¿Estás bien? Déjame ver —tomo su mano y la observo con cuidado— Debes tener cuidado, amor— soplo sus dedos y le tiro un poco de agua para el cabello— ¿Duele?

—Si—toco la piel roja y las intenta alejar— te dije que duele.

—Ya, ya, deja de llorar.

Dejo de soplar y levanto la cabeza, sin soltar su mano. Su mirada encuentra la mía y me sonríe.

—Gracias doctora Karol.

Niego con la cabeza y le devuelvo la sonrisa.

—No es un placer paciente Pasquarelli.

—Hey, eres malvada.

—Y tu un llorón.

—Quiéreme. —se acerca apoyando su rostro en mi cuello.

Me congelo, siento su boca sobre mi cuello.

—Detente, idiota— sonrío por las cosquillas que Rugge provoca al acariciar su nariz contra mi cuello.

—Hueles a fresa.

—¿Será porque el chico fresa siempre está sobre mi?

—Eso me gusta, que solo él se pueda a cercar, si.

—Ok, detente antes de que mi rodilla golpee alguna parte sensible de tu cuerpo.

—Entendí— se aleja de inmediato— no tienes que ser agresiva.

—¿Qué está mal contigo?

—Tú.

Sonrío ampliamente. —¿Qué?

—Quiero decir, tú, siendo tú cerca de mí, me corrompes— finge unos sollozos— mira en lo que me estas convirtiendo.

—El pollito pio el pollito pio— entro Agustin cantando al camerino— salió otra parodia ¿la vieron?

—¿La de Gastón adicto al pollo? — preguntó Rugge.

—¡Sí! —Agus se sentó y Rugge se sentó al lado.

Ellos comenzaron a hablar sobre pollos y a cantar una canción sobre animales que no conocía.

—¿De qué están hablando?

Los dos se giraron a mirarme y me asusté un poco, capaz era un juego nuevo como el Pokemon Go, quien sabe.

—Veni— Rugge señalo un espacio libre en el sillón y yo obedecí, sentándome.

Media hora después....

—Chicos, ya llegue... —entro Carolina.

— El pollito pio, el pollito pio, en la granja hay una gallina, la gallina coco, el pollito gato, el pollito perro, el pollito gallina... —cantábamos los tres y Fede, mi peluquero.

—Ya me voy.



HOLAAAAAAAA haha

este capitulo es especial ahre, en realidad tuvimos muchos capitulos densos y serios, pero son dos mejores amigos ¿no? les queria mostrar como era un dia con ellos, y el final fue un extra porque a veces me imagino que ven las boludeces del fandom. Me quedo re corto, ya se, no había imaginación.

espero que les haya gustado forritas.

¿Mejores amigos? [Ruggarol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora