¿Mejores amigos? [Ruggarol]

Elegir.

— El es increíble, en todas las maneras en que una persona puede serlo.

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— ¿Alguna vez conociste a alguien, por la que cambiarias todo? Alguien con unos ojos que desde el primer instante, sabes que naciste para siempre mirarlos...

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—Pero ese es el problema— quite una lagrima que estaba cayendo por mi rostro— es demasiado fácil para mí perderme en el...

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—Quiero decir, yo tenía un plan. Tenía un plan pero ahora ya no... no se supone que esto pasaría. No se supone que quisiera estar con ella todo el tiempo que pudiera, que se convertiría en algo tan esencial...

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—Así es como se supone que se debe sentir cuando amas a alguien— me dijo ella — porque lo creas o no el se ha perdido a sí mismo en ti, como tu tanto quieres evitar perderte en el. Pero debes entender que por muy perdidos que ambos se sientan, al final del día siempre se encontraran a sí mismos en el otro.

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—Si ella apareciera y corriera a tus brazos, ¿qué harías?

—Yo la amo.

—Entonces debes terminar con esto ya, porque no puedes lastimar a ambas, tienes que elegir.

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—No arruines algo que la mayoría de las personas matarían por tener, no lo arruines por miedo.

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—La quiero demasiado para hacerle esto, vivimos tantas cosas juntos, yo...

—Si sigues con esto, luego le dolerá aún más.

—No quiero perderla, pero tienes razón.

—¿Estás seguro de tu elección?

—No puedo cambiar lo que siento.

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—Una vida sin él, me asusta.

—Pelea por lo que te importa, sin importar lo que cueste.

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—Debo decírselo.

—Todo estará bien.

—No creo que nada vaya a estar bien por un largo tiempo.

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—Es que yo siento que ya perdí.

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Era demasiado temprano y había una gran tormenta afuera, mi camerino estaba helando y sentía un dolor muy grande en el pecho, quizás me estaba enfermando. Hoy sería un día muy largo, pero haría todo lo posible para que este pasara rápidamente, solo no debía pensar en lo que había sucedido ayer, todo lo que venía a hacer aquí era estrictamente laboral.

Antes de grabar, quería buscar a Valentina para agradecerle el desayuno que había dejado en mi camerino, ella era una de las pocas personas que sabía lo que más me gustaba y levantaba mi ánimo por la mañana.

Salí de mi camerino para buscarla y vi como una puerta se abría, el me quedo mirando unos segundos, tuve la sensación de que quería decirme algo, pero lo único que hizo fue cerrar su puerta nuevamente. Suspire tragándome el dolor que me crecía en el pecho y seguí buscando a Valentina, tal vez aún se encontraba en su camerino.

— Val, al fin te encu— pero no pude terminar la oración, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo.

—Karol, yo...