CAPÍTULO 5

64 11 2
                                    

Alex

Al ver a Lily así, me quedé sin palabras, sin saber que decir. De repente paso de una chica dura a una chica débil. Y sí, ahora si me acuerdo de como se llama.

"Basta, por favor, basta. No me hagas daño por favor." ¿Se pensaba que le iba ha hacer daño? Yo nunca la tocaría, no me va pegar a las mujeres. Pero a ella se nota que le gusta darles paliza a los hombres, porque le dejó a John la cara deforme.

Golpeé tres veces la puerta y esperé unos segundos.

-¡Quién!- gritó mi amigo detrás de la puerta. Después de decirle quien soy, abrió la puerta dejándome ver sus ojos brillantes y sus labios con un color rojo intenso.

-¿Interrumpo algo?- dije pasando sin pedirle permiso.

Al entrar me encuentro con una chica sentada en el sofá mirándome con atención, así que en esto es en lo que estaba ocupado.

- No se para que me preguntas si ya has entrado.

La chica era rubia, de tez blanca y unos ojos marrones. Me suena de algo... Un momento, esta chica siempre le miraba a Tayler y le sacaba fotos sin que se diera cuenta. Tayler no lo sabe, nunca se ha dado cuenta.

Una sonrisa burlona aparece en mi cara al verla aquí. No me extraña, como que Tayler no le hace ni puto caso pues se pilla al primero que ve. Al verme, se levanta rápido arreglando su vestido y cogiendo su bolso.

-Bruno, yo me voy.- dice sonrojada y mirandome atentamente.- Si quieres algo solo llámame, me tienes al lado.- camina a la puerta.

¿Al lado?

- ¿Tu eres la compañera de piso de la enan... digo de Lily?-la miro atenta.

-S-sí, es mi amiga- frunzo el ceño al escucharla tartamudear. ¿Me tiene miedo?

-Pues en vez de estar aquí abriéndole las piernas a este.-señalé a Bruno- deberías ir a ver como está tu amiguita.- abrió su boca en una perfecta "o" al escucharme decile eso y frunció los ceños.

- Yo no- Bruno le puso la mano en la poca y la llevó asta la puerta.

-Será mejor que no le sigas el rollo.-escuché hablar a Bruno.

-Pero yo ni siquiera me he acostado contigo- dijo.

-Ya lo sé.- abrió la puerta.-Y una cosa, lo de invitarte a ti y a tu amiga para salir déjalo para el sábado.¿Vale?

Después de escucharla asentir y la puerta cerrarse, Bruno se acercó a mi con los brazos cruzados y con una expresión seria.

-¿Una más de tu lista?- dejé mi mochila en un rincón.

-No cambies de tema, las iba a invitar a salir hoy y tú te lo has cargado todo.

- Yo no me he cargado nada. Además, no creo que su amiga quiera.

-Porque lo dices tú.-susurra dirigiéndose a su habitación.

Después de una ducha me vestí unos vaqueros negros, una sudadera negra y unas adidas azules. Miré la hora y eran las 21:23 h, queda poco. Suelto un suspiro y salgo de casa dejando a Bruno durmiendo, sí, él duerme muy temprano.

Mientras paseo por las calles, paro en frente de un banco y me siento en al lado del parque mirando lo vacío que está. Todo está tan tranquilo, sin ruidos, ni gritos, ni nada.

No es que me guste trabajar en esta mierda, me gustaría ganar dinero de otra forma, pero no puedo. Mi vida es así, y nadie ni nada me podrá sacar de esto.  Y lo que más quiero es ver a mi hermana...

Observo desde lejos como una chica de pelo corto y negro, tan negro que parece azul se para mirando el cielo, con las manos metidas en los bolsillos. Camina a un banco y se sienta inclinando su cabeza hacia arriba. Ese rostro me parece muy familiar...

Es... es Lily. Me levanto de repente para ir a su dirección. Tengo que decirle una cosa para que le quede bien claro.

Me paro en frente suyo y la miro detenidamente, ella abre sus ojos y me mira de una forma penetrante. Parecía débil, con los ojos llorosos.

-¿Qué quieres?-susurró mirando a otra dirección.-Te tengo que ver en todas partes.

-Solo he venido a decirte una cosa.-Me miró atenta.- ¿Sabes para quién trabaja el tío que golpeaste?-movió su cabeza de un lado a otro.-Trabaja para el narcotraficante más buscado, el que escapó de la cárcel más de cinco veces y el que tiene todas las calles vigiladas. Ha secuestrado a más de doscientas mujeres y niñas de apenas 15 años y las ha prostituido.- escupí.

-Me importa una mierda.- desvió su mirada hacia otro lado.

- Y a mi menos, solo te he avisado para que la próxima vez tengas más cuidado.- me giré dispuesto para marcharme, pero me paré y la miré de lado- una cosa más, John no descansará hasta vengarse de ti.- dicho eso me giré y me fui.

Ya son las 00:00h y estoy en frente de la puerta de la fábrica de chocolate abandonada. Golpeé tres veces, al abrirse la puerta, se asomó un hombre de unos treinta años apuntándome con una pistola. Al verme, bajó la pistola y me dejó entrar.

Caminé por un pasillo oscuro hasta estar en el centro de la fábrica, observé a mi alrededor viendo unas cinco mesas rectangulares ajuntadas, y encima de ellas unos sacos llenos de droga. A un lado de la mesa, están los dos que tenía que entregar yo.

Un hombre de mediana edad se acercó a mi con una expresión seria.

-Llegas tarde. ¿Se puede saber dónde coño estabas?- se acercaron detrás suyo unos hombres musculosos.

Miré mi reloj y dije :

-Solo han sido dos minutos no digas gilipolleces.- lo miré con todo el odio del mundo.

-Tenemos un acuerdo por lo que hiciste, recuerdalo idiota. Espero que no estés intentando escapar de mi porque te encontraré y te mataré igual.-al escucharle decir eso, me acerqué a él amenazadoramente pegando mi frente con la suya. Los guarda espaldas se acercaron, pero Leonard no dejó que continuaran.

-¿Me estas amenazando hijo de la gran puta? ¿Te crees que no puedo matarte ahora mismo? Porque si te mato haré un gran favor al mundo. - dicho eso, cogí los sacos y caminé a la salida.

-Eyden irá contigo.- dijo antes de que saliera de ahí.

Divisé desde lejos un coche negro aparcado en frente de un árbol. Eyden.

Al llegar al coche, me senté en el sitio de copiloto y cerré la puerta.

-¿Qué tal hijo?- dijo con una voz suave y calmada.

Eyden es un hombre de unos 39 años, su pelo es oscuro, piel blanca y unos ojos marrones oscuros. Él está aquí por obligación, su hija de seis años sufre de cáncer de corazón. ÉL solo se sacrifica para salvar a la única familia que le queda y el único trabajo que aporta mucho dinero en poco tiempo es el narcotráfico.

Y yo, estoy aquí por haber ayudado a un militar para salvar a una chica que fue secuestrada por Leonard hace cinco años. Desde ese día nunca he vuelto ha escuchar nada de esa chica, todos dicen que murió. En ese momento yo solo tenía dieciséis años y la chica catorce.

-De puta madre.

Después de entregar toda la mierda, y de haber cobrado, regreso a casa agotado y sin ganas de mover ni un solo músculo.

Abro la puerta de mi apartamento y entro cerrando detrás mío. Me quito los zapatos y me tiro en la cama dejando que me llevara el sueño.

IRRESISTIBLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora