Capítulo 17

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Me desperté muy temprano por lo que pude contemplar en el reloj. Sonreí cuando vi que Jack me estaba abrazando por detrás, al parecer cuando me quedé dormido le dí la espalda, pero aún así el seguía abrazándome. Me encantaba sentir su piel contra la mía, ambos estábamos en ropa interior, y entonces recordé lo que había pasado la noche anterior, había sido todo tan... perfecto... Mejor de lo que alguna vez me pude imaginar. Al moverme para mirar esa tierna cara sin querer se despertó.

- Lo siento, no quería despertarte, pareces un ángel cuando duermes... - le dije dándole un pequeño beso en la frente.

- Me quiero despertar así todos los días - dijo con una gran sonrisa. - Feliz cumpleaños amor... - Me sonrojé ante su modo de llamarme ¿a caso sabía que era mi cumpleaños?

- ¿Cómo sabes qué- me interrumpió con un gran beso de buenos días.

- ¿Recuerdas cuando fui a tu casa y nos quedamos tu abuela y yo hablando en la cocina?

- Mi abuela... - él afirmó.

- ¿Y recuerdas que me preguntaste que a dónde había ido cuando viniste a mi casa y yo no estaba?

- A la farmacia...

- Nop. - Dijo agachándose y sacando de debajo de la cama algo envuelto en papel de regalo. - Fui a por esto, sé que no es gran cosa, pero espero que te guste.

- Jack, no hacía falta... yo... Gracias...

- Una pregunta, antes de que lo abras...

- ¿Sí?

- ¿Estás bien? ¿te hice mucho daño anoche? es que como nunca lo había hecho... 

-Oh, eso... no te preocupes, estoy bien. Y ¿sabes qué? no me podía haber imaginado algo mejor. - Realmente si que estaba un poco dolorido, pero no era para tanto y no quería exagerar y preocuparle.

- Me alegra que estés bien y que te haya gustado - dijo con una gran sonrisa - Pero venga, ¿a qué esperas? ábrelo. - Dijo con la emoción de un niño pequeño. Al desenvolver el papel de regalo de Adventure Time, descubrí que dentro había un osito de peluche. Éste era un conejito negro con los huesos dibujados por todo el cuerpo.

- ¿Es un skelanimal? Siempre he querido tener uno...

- Se llama Jack, como yo. Alex quiero que me prometas una cosa.

- ¿El qué?

- ¿Sabes que te quiero verdad? - yo asentí - Pues si algún día me necesitas, necesitas un abrazo, necesitas hablar... lo que sea, si me necesitas y yo no estoy ahí por algún motivo, quiero que imagines que este peluche soy yo, al fin y al cabo tenemos el mismo nombre. Quiero que lo tengas para que te recuerde que te quiero, que siempre voy a estar a tu lado, pase lo que pase. Quiero que si algún día no estoy lo tengas a él como un remplazo, como una espera hasta que yo vuelva a tí. Porque sabes que siempre voy a volver, siempre voy a volver a tus brazos, Alex, porque te quiero, más te lo que te puedas imaginar. - Sus ojos cada vez se tornaban más tristes, y de pronto comenzaron a cristalizarse y varias lágrimas amenazaban con salir.

- Jack, ¿estás bien? no sé porqué pero me estás empezando a asustar... - Me abrazó con mucha fuerza y sentí como sus cálidas lágrimas se instalaban en mi hombro.

- Te quiero Alex - fue lo único que se limitó a decir.

- Yo también te quiero - quería preguntar, saber porqué estaba así, pero en ese momento no quería presionarlo simplemente quería abrazarlo y hacerle saber que todo iba a estar bien. En nuestro pequeño mundo nada podía salir mal, porque nosotros éramos lo que decidíamos, porque nos queríamos, porque estábamos hechos el uno para el otro, porque él era el hombre con el que soñaba poder casarme algún día, tener hijos y formar una familia perfecta, porque era él y no otro. Nadie nunca nos iba a separar, estos eran mis sueños, y no iba a darme por vencido hasta que los viese cumplidos.

- Lo siento - dijo separándose de mí y limpiándose las lágrimas. - Alex, no te puedes ni hacer una idea de cuánto te quiero...

- Sí que me lo puedo imaginar ¿y sabes por qué? Porque creo que tu me quieres a mí tanto como yo te quiero a ti - dije acariciando con mi mano su mejilla. 

- Jo, ¡eres tan mono! - a veces se pone en plan niño pequeño, pero me parece tan tierno cuando se pone así que nunca consigo evitar reírme.

- ¿Qué quieres hacer hoy? - dijo abrazándome y apoyando su cabeza en mi hombro.

- Me tengo que ir ya a casa.

- ¿Qué? ¡no! es el primer cumpleaños que paso contigo, no quiero que te vayas. Deberías hacerle un poco de caso a tu novio. - Miré hacia otro lado para que no viese la sonrisa tan tonta que me salía cada vez que me llamaba "novio" o "amor". Era raro que me llamara así, pero era algo que me encantaba. Aún no me podía hacer a la idea de que la persona a la que quiero, con la que he soñado tantas veces me correspondiera. 

- Awwww eres tan tierno... me dan ganas de comerte... No literalmente obviamente, aunque hay algo muy parecido a eso, si quieres más adelant- le corté con un beso.

-  Mi novio es un pervertido 

- No, tu novio tiene al mejor novio del mundo por el que merece que a veces que parezca un pervertido... - dijo con una sonrisa. - ¿Pero entonces te vas? ¿seguro que no quieres que te "coma" ahora?

- ¡Jack! 

- ¿Qué?

- Eres imposible... - dije rodando los ojos y mientras él soltaba una pequeña risa.

- Además, no te quejes de tu novio, que él puede ser muy pervertido, pero tú igualmente le quieres. 

- Vente conmigo hoy. Podemos pasar el día en mi casa, así aprovecho para presentarte a mí abuela como mi novio oficial. - dije intentando cambiar de tema.

- ¡Vale! - dijo con la emoción de un niño ante los regalos de navidad, y se levantó para buscar en el armario algo que ponerse. Yo luego hice lo mismo, cogí mi ropa y me vestí. 

- ¿No te vas a despedir de tus padres o al menos decirles que te vienes conmigo?

- Todavía estarán durmiendo. Los dos son abogados y siempre están muy estresados y apenas descansan así que no les quiero despertar. Luego les enviaré un mensaje, pero sé que no les importa que salga.

- Esta bien - dije y le tendí mi mano. Así recorrimos todo el camino cogidos de la mano y envueltos en un silencio agradable a estas horas de la mañana.

Me parecía increíble como en un día mi vida había cambiado tanto, de tener siempre pensamientos suicidas, de sentirme siempre triste y solo, de sentir que todo a mi alrededor era una mierda y de tener miedo a lanzarme a lo desconocido, al cambio, a tener un novio, el mejor del mundo, a ir con los ojos cerrados sin miedo de lo que me pudiese pasar. Ahora era como un ciego y Jack mi perro guía. Estaba poniendo mi corazón en sus manos, sabía que él no lo dejaría caer. Pero sobretodo, por primera vez en muchos años podía decir que me sentía realmente feliz, que tenía ganas de vivir.

Una gran sonrisa se volvió a formar en mi cara y entonces apreté contra mí pecho el objeto que llevaba en mi otra mano. Era perfecto, en una mano sostenía con fuerza a Jack, a MI Jack, y con la otra abrazaba el que era el mejor regalo de cumpleaños que nadie me había hecho nunca, mi otro Jack, un pequeño conejito negro que según él me recordaría siempre cuánto me quiere y me recordaría a lo que yo más quiero, a él.

Under a paper moon (Jalex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora