Capítulo 26

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Me levanté a la mañana siguiente sin despertar a Jack para ir al baño, pero cuando no había terminado de bajar las escaleras escuché un ruido y entré en pánico, estaba seguro de que había alguien más en la casa. Bajé despacio e intentando no hacer ruido cogí uno de los muchos jarrones de la abuela a modo de protección. El ruido parecía proceder de la cocina y jarrón en mano entré, asustando a la persona que se encontraba ahora delante de mí y que al verme dio un grito.

- Ni se te ocurra volverme a dar un susto de esos. Y... suelta mi jarrón.

- ¿Abuela?

- Sé que no esperabas que volviese tan pronto, pero tu madre se enteró de que te habías marchado y bueno...

- Lo entiendo. Lo siento.

- No tienes porqué, al fin y al cabo fue idea mía.

- ¿Que ha sido ese grito? ¿Alex, estás bien? - Oímos a Jack que llegaba hasta donde nosotros estábamos corriendo. Vio a la abuela y se relajó solo por un segundo, ya que después su cara se volvió completamente roja. Entonces me di cuenta de que ambos estábamos en ropa interior, y sin decir nada más Jack salió corriendo hacia la habitación mientras gritaba un "lo siento". La abuela y yo nos echamos a reír y poco después yo también me marché para vestirme aún si la abuela ya me había visto muchas veces así y no me daba vergüenza. 

- No quiero volver a bajar, que vergüenza. - Dijo Jack tapándose la cara con una almohada mientras yo intentaba ponerme unos pantalones que eran quizás demasiados estrechos para mí.

- Venga ya, pero si es la abuela... no te preocupes. - Terminé de subirme la dichosa cremallera de los vaqueros y tomé la mano de Jack para obligarlo a bajar conmigo.

- He hecho tortitas para desayunar. - Anunció ella con una gran sonrisa cuando nos vio entrar de la mano. 

- Por fin unas tortitas decentes. - Dijo él mirándome.

- ¿Perdona? Hubiesen salido bien si no te hubieses puesto a jugar y a tirarme harina. - Rodó los ojos y nos pusimos a comer.

- Y... ¿Qué tal tu regalo de cumpleaños? ¿te gustó? - Me preguntó de la nada la abuela, a lo que yo me atraganté con la comida. - Supongo que lo habrás utilizado ya... - Estaba demasiado ocupado intentando no morir asfixiado como para contestar a sus preguntas mientras Jack me daba palmaditas en la espalda intentando ayudarme.

- Bueno... - Fue todo lo que dijo él.

- Soy la mejor haciendo regalos. - Su sonrisa daba miedo y yo aún no entendía cómo podíamos estar hablando con mi abuela del hecho de que Jack y yo hubiésemos tenido sexo de forma tan normal. 

- Abuela, no creo que ese tema sea muy apr-

- ¿Cuándo es tu cumpleaños Jack? - dijo interrumpiéndome e ignorándome.

- El 18 de junio.

- Me lo apunto, ya tengo una idea de lo que te podría regalar y te va a encantar. Bueno, a Alex creo que también le va a gustar el regalo - Dijo con emoción guiñando un ojo.

- Abuela... - La regañé.

- Oh, sí, se me olvidaba... Alex, ¿uke o seme?

- ¡Abuela!

- Perdón, perdón, era solo una duda que tenía.

- ¿Qué significa eso? No lo entiendo. - Dijo Jack confuso.

- Awww el tierno e inocente Jack... Cómo se nota que no tienes una abuela y una prima como las mías. Aléjate de ella antes de que sea demasiado tarde, es una advertencia.

- Oye... - Dijo sonando ofendida.

- Ah, por cierto, estamos pensando en fugarnos. - Dije sin darle importancia al tema.

- ¿He escuchado bien? ¿A qué viene esto Alex? Si es por tu madre...

- No abuela. - La interrumpí. - Es algo que necesito hacer. Necesito alejarme de todos los problemas al menos por un tiempo.

- Sabes que es imposible dejar mi problema atrás. - Me dijo Jack refiriéndose a su enfermedad. - Ese problema está dentro de mí y es como un monstruo con el que debo pero no puedo luchar.

- Ahora soy yo la que no entiende. - Dijo ella.

- Tengo un tumor. - Se limitó a decir él con un tono frío intentando aparentar que ese tema no le hacía daño alguno.

- P-Pero... eso... eso no puede ser... - Jack se encogió de hombros y agachó la cabeza para que no pudiésemos ver su expresión triste, pero no servía de mucho, ambos sabíamos que ahí estaba aunque no la pudiésemos ver.

- Oh, mi cielo. - Mi abuela se levantó y fue a donde él estaba para reconfortarlo entre sus brazos, pero eso solo hizo que él comenzara a llorar silenciosamente sobre su hombro, y me rompía el corazón ver que el chico alegre del que me había enamorado se deshacía en lágrimas delante de mis propios ojos. Quería gritar, buscar un culpable y pegarle hasta quedarme sin fuerzas, pero ese culpable no existía.

- Lo siento. - Lo escuché susurrar varias veces con la voz rota contra el hombro de la abuela.

- No tienes porqué disculparte. - Ella se separó un poco de él y con sus pulgares intentó quitarle las lágrimas que empapaban sus mejillas.

- Si te lo digo, es porque quería pedirte "tu preciosidad". - Dije cambiando de tema para intentar frenar las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos.

- Pero ninguno puede conducir aún. Bueno, supongo que yo podría llevarlos a donde ustedes quisieran y así asegurarme de que todo va bien. - La abuela Lara era de esas personas que aunque parece estar siempre de broma sabe bien cómo ayudar en los momentos necesarios y sobretodo cómo reconfortar a alguien, como hizo conmigo cuando mi hermano murió. Aunque a veces piense que todo se puede solucionar con galletitas con trocitos de chocolate caseras, y aunque muchas veces eso funcionaba conmigo haciendo que pasara horas en la cocina manteniendo mi mente ocupada, sabía muy bien que eso no funcionaría en este caso.

- Hemos pensado en eso, y Jack va a cumplir en unos meses la mayoría de edad así que eso lo podrá hacer él. 

- Ya veo... está bien.

- ¿Lo dices en serio?

- Claro, quiero verlos con una sonrisa en la cara y quiero que disfruten de su juventud ahora que todavía la tienen. Háganme caso, se los dice una anciana que no hace más que cocinar galletitas y sentarse a leer. Además, es una pena que ese viejo trasto siga en el garaje cogiendo polvo, quiero que tenga su última gran aventura antes de jubilarse.

- Muchísimas gracias. - Dijo Jack.

- No hay porqué darlas, solo espero que traten bien a esa obra de arte que con los años solo se ha convertido en un montón de chatarra. Ahí pasé algunos de los momentos más felices de mi vida, y quiero que al igual que me vio crecer a mí y cumplir mis sueños, que lo haga también con ustedes.

Poco después, ya en la habitación, nos tumbamos en la cama hablando de todo lo que haríamos y de lo que nos depararía el futuro, contemplando el techo mientras nos permitíamos soñar despiertos. Sé que solo tenemos una vida y que nos tenemos que arriesgar, que muchas veces salimos ganando y muchas otras perdiendo, pero a mí ahora mismo no me importaba el futuro, solo el presente, porque aunque puede que vaya a tomar muchas decisiones equivocadas en mi vida quería vivir intensamente. Quizás lo que estábamos a punto de hacer era una completa locura, quizás sabíamos que realmente lo era, pero eso no nos haría cambiar de opinión, esta vez estábamos dejándonos guiar por impulsos sin apenas pensar en las consecuencias, y por un momento nos sentíamos libres, capaces de tomar decisiones e incluso de cambiar el mundo. Éramos libres, y dios, esto se sentía malditamente bien.

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Perdón, les juro que quería subir antes pero parte de lo que tenía escrito se borró T-T y además tampoco ayuda mucho que sea una vaga que se pasa el día leyendo, viendo anime y escuchando música, soy una perezosa sin remedio -.-

Under a paper moon (Jalex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora