Tres (Michi)

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― ¿Mamá?

― ¿Ahora qué quieres Michi?

―Yo no molesto tanto ―respondí a la defensiva al ver que me hablaba como si estuviera cansada de mí. Bueno tal vez si molesto, pero el mi madre, debe soportarme.

―Eso es lo que tú crees ―entrecerró sus ojos.

― Necesitamos pegar avisos ―cambie de tema ya que entraríamos en una discusión, mi madre puede llegar a ser muy infantil.

― ¿Avisos? ―cuestiono confundida.

Rodé los ojos, nunca me hace caso.

― ¡Mis bebés están perdidos! ―grité levantando mis manos.

Bueno tal vez este exagerando un poquito pero solo un poquito, pero, ¡Son mis bebés!

― ¡No me grites Gloria Juanita de las Mercedes!

―No me llamo así ―proteste mirando desafiante a sus ojos.

―Así deberíamos haberte llamado ―muy infantil.

―Bruja ―susurré girando para caminar a mi cuarto.

―Esta bruja ―hizo una pausa―. Sabe dónde están tus gatos ―atacó.

Giré rápidamente a verla y se encontraba en una pose de diva total mirando sus uñas. Espere, espere y espere.

― ¿Y? ¿Dónde estás? ―quise saber al ver que ella no tenía intenciones de decirme.

―Carter los tiene.

¡Oh Mierda! Carter.

― ¿Carter? ―dude para convencerme.

―Si Carter, el vecino.

Carter Preins, el chico guapo que acosaba en clases, lo había superado hace un mes, y por superar quería decir que estaba de vacaciones, no podía acosarlo en mi casa, no quería que él se enterara.

― ¿Quién es Carter? ―pregunte fingiendo sorpresa.

―El vecino.

―Eres una bruja mentirosa ―la mire―. ¿Por qué el vecino querría mis gatos? ―pregunte para convencerme a mí misma, ¡Yo era la acosadora, no él!

―Bruja serás tú ―hablo burlona―. No sé, pregúntale, él fue quién se los llevo.

―No te creo.

Gire y rápidamente subí a mi cuarto, me tiré en la cama y mire a la ventana, los Preins.

¿Por qué Carter querría a mis bebés?

―Estúpidos gatos ―el grito provino de la casa

Me levante a mirar, al estar ambas ventanas abiertas pude ver a Carter tendido en la cama y con mis bebés sobre él ¡Traidores!

― ¡Te dije Carter, devuelve esos gatos o te irás a dormir con el pulgoso afuera! ―reí mi madre se parecía a ella.

― ¡Bobby no es pulgoso! ―miro a los pequeños―. ¡Y no devolveré los gatos! ―cerré la ventana de golpe.

Carter Preins las pagaría, una cosa era ser mi acosado por estar guapo, pero eso era todo no tenía ninguna amistad con él y se había metido con mis bebés, broma o no yo atacaría.

Baje riendo planeando que haría.

― ¿Qué te pasa ahora? ―cuestiono mi padre mirándome desde el sofá.

―Nada ―sonreí con inocencia.

―Loren, mujer, me dio hambre ―rio nervioso mi padre.

― ¡Galletas! ―la idea vino a mí gracias a mi padre, ¿Le gustarían las galletas a Carter?

― ¿Me dejas? ―me miro ilusionado a mi padre.

―Lo siento papi ―puse mi mejora cara de pena―. Son para el vecino ―reí.

― ¡Estás muy pequeña para tener novio! ―gritó mi padre desde la sala pero yo ya estaba en la cocina, volví a reír.

―Carlos el chico robó sus gatos ―escuche a mi madre tranquilizarlo.

Saque todo lo necesario para hacer unas ricas galletas pero añadí mi ingrediente especial para broma, salsa picante.

―Pobre chico ―escuche a mi padre lamentarse y volví a reír.

Mescle todos los ingredientes formando una masa que esparcí en el mueble de cocina, busque en los cajones unos moldes que mi madre tenía para las galletas, tome el de forma de corazón por que fue el primero que encontré.

Marque las galletas y las coloque al horno, las admiré mientras éstas se cocinaban, mis preciosas.

Mientras esperaba decore una caja con un papel celeste, tome una botella y la llene de aguda y añadí mucha sal, no era de mis mejores ideas pero serviría.

Escuché el familiar pitido del hornos, con cuidado saque las galletas y espere a que estas se entibiaran, las deposite en la caja junto con la botella y la cerré.

― ¿Qué llevas en la caja? ―quiso saber mi padre al verme salir.

―Galletas y agua ―me encogí de hombros.

― ¿Agua? ¿Por qué agua? ―me miro, sonreí―. No me digas no quiero saber ―rió.

Mi madre riendo camino a la cocina.

―Vuelvo en unos minutos ―avisé saliendo de la casa.

El camino a casa de Carter estaba a solo un par de pasos, al estar frente a la puerta consideré mis opciones ¿era esto una buena idea? Luego recordé lo que el idiota estaba haciendo con mis bebes y me convencí, esto era una muy buena idea.

Toque el timbre y espere a que abrieran, mi sorpresa fue grande al ver salir a una señora, supuse que era la madre de Carter por su parecido, sus ojos verdes eran idénticos a los de su hijo.

―Hola ―salude sonriendo―. ¿Está Carter?

― ¿Tu eres Michi? ―cuestionó.

―Si ―conteste confundida, pensé que ella no sabía de mí.

― ¡Carter te buscan! ―gritó riendo.

Sus pasos apresurados se escucharon bajar la escalera.

― ¿Quién es ma...? ―se detuvo de golpe al verme, sonreí.

―Hola Carter ―salude animada.

―Michi ―su susurro nervioso lo delataba.

―Te traje un regalo ―le tendí la caja y la abrió la mitad de la tapa mirando las galletas―. Espero te gustes, las hice yo ―lo mire y luego a su madre sonriendo.

―Seguro me gustas ―sorprendido y sonriendo respondió, sentí mi cara arder pero estaba segura que era por haber cocinado.

―Adiós ―me despide con la mano empezando a caminar a mi casa.

Mire desde la entrada de mi casa como aun me observaba, salude con la mano para luego entrar a mi casa. Mis padres desde la sala de ignoraron.

― ¡Buenas noches! ―grité subiendo las escaleras.

― ¡Michi son las tres de la tarde! ―alzó la voz mi madre.

―Lo sé ―conteste entre risas caminando a mi habitación, como amaba las vacaciones.

Tomé a Swammy y ambos nos acercamos a la ventana, tenía que ver esto de cerca, Carter Preins pagaría lo de mis bebés.

La cortina de su cuarto estaba cerrada pero aun podía ver su silueta y lo gozaría.

―Espero disfrutes las galletas Carter ―susurré pasando la mano por el pelaje de mi gata y sin despegar la vista de su ventana.



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¡Devuélveme mis gatos! •SIN EDITAR•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora