Seis (Carter)

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Enojado entre azotando la puerta de mi casa, ignorando los gritos por parte de mi madre me tire sobre el sofá. Era un completo idiota ¿Eso que hice fue una escena de celos?

— ¿Qué paso Carter? —mire a mi mamá.

—La cague —confesé.

—Lenguaje Carter —habló enojada, rodé los ojos.

—Bien, bien, lo siento —me disculpe.

— ¿Qué hiciste? —se sentó a mi lado.

—La llame puta —la miré con miedo.

— ¿Qué hiciste qué? ¿Yo te eduqué así? —baje la mirada.

—Fuimos a la cafetería—empecé a contar—. El camarero la miraba mucho, ella estaba muy linda, el idiota no se fijó y tiro la limonada sobre mí.

—Sigue —me animó.

—Nos fuimos al parque, empezamos a discutir le señale su ropa y me preguntó que tenia de malo, le dije que no se vistiera así, me pregunté el cómo y la llame puta —me tapé la cara.

—Eres un idiota —se paró enojada mi madre.

—Sí, lo sé —la miré mal—. No debes recordármelo.

—Ve y pídele perdón —me señaló la puerta.

— ¿Cómo? —pregunte frustrado, Michi no quería ni verme.

—Tengo una idea —me miro.

— ¿Cuál? —me emocioné.

—Ella te gusta ¿verdad? —la miré, ya sabía a donde quería llegar.

—Me gusta Michi, me gusta mucho —declaré tímido.

—Iré a hablar con ella —la miré sorprendido—. Tú coloca la escalera en su cuarto, la esperaras, estando allí no te podrá sacar —asentí—. Pide perdón y devuelve sus gatos para que vea lo arrepentido que estas.

—Gracias mamá —hable desde la subida de la escalera.

—No me des las gracias aún idiota, esperemos que te perdone —me miró enfadada.

Subí y busqué los gatos, dejando uno en mi cuarto por seguridad baje con los otros tres, esperaba que esto funcionara, no quería perderla por los celos.

—Listo mamá —avisé.

—Vamos —salió dejando la puerta abierta.

(...)

Deje la caja cerca del escritorio de Michi, la gata grande se acercó y miro a sus hijos, sentí algo apretarse dentro de mi pecho, no lo había visto así, la gata extrañó a sus bebes.

—Adiós Michi —la voz de mi madre se escuchó en apenas un susurro.

Corrí y me apegue a la pared detrás de su puerta, los pasos de Michi se escucharon en la escalera, respire nervioso.

El pomo de la puerta giró y esta se abrió, contuve la respiración.

— ¡Mis bebés! —su voz se escuchaba hermosa— ¿Por qué falta uno?

—Por qué aun me debes perdonar —susurré cerrando la puerta y dejándome ver.

Ella giró rápidamente al escuchar mi voz, mi sonrisa se borró al verla enojada.

— ¿Qué haces tú aquí? —trague saliva nerviosos, ella estaba furiosa.

—Lo siento —hable sincero—. En serio lo siento —no sabía por qué pedía perdón, por ambos tal vez, la escena de celos y por robar sus mascotas.

La vi asentir sin expresar algo.

—Ya, ahora vete —señaló la ventana.

—No puedo.

— ¿Por qué eres tan idiota? —cuestionó.

Dudé, ¿era tan idiota como para declararme en su cuarto?

—Este idiota te quiere —empecé—. Haría cualquier cosa por mantener esa sonrisa que enamora, este idiota no cambiaría por nada del mundo la cita de hoy, salió mal, pero fue la primera vez que puede ver directamente esos ojos color miel que me hacen parecer un idiota delante de ti —suspire—. Eso soy, un idiota, pero a este idiota le gustas y no sabe qué hacer para arreglar las cosas contigo —terminé.

La vi intentar ocultar su sonrisa pero yo estaba satisfecho y me sentía libre, seis años que había llamado mi atención y por fin había podido liberarme, lo había hecho, me había declarado.

— ¿Ahora puedes irte? —cabizbajo asentí, eso me lo esperaba.

—Si —susurré.

Camine pasando por su lado, miré la escalera y salí, la miré desde allí, lo había arruinado todo, triste empecé a bajar.

—Oye —la miré, ahí estaba ella mirándome desde su ventana—. Aún falta un gato, ¿a qué hora pasas por mí para la cita de mañana? —preguntó sonriente.

Sonriente seguí bajando aun sin contestan.

—A las ocho —hablé mirándola, quité la escalera y la deje al lado de la cerca de donde la había tomado.

La volví a mirar, aun me miraba sonriente, me saludo con la mano y luego cerró la ventana, con las manos en los bolsillos y silbando empecé a caminar a casa, estaba feliz.




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¡Devuélveme mis gatos! •SIN EDITAR•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora