― ¿Esa chica acaba de traerte un regalo? ―mi madre me miro curiosa.
Mi madre, su pelo negro caía como una cascada por su espalda llegando hasta su cintura, a pesar de su edad se mantenía joven, mi pelo era más como el de mi padre, una mata de rulos oscura.
―Si ―hablo inflando mi pecho de orgullo.
¿Qué rayos pensaba Michi? ¿Sabrá que robe sus gatos? ¿Quién trae galletas al secuestrador de sus bebés? Claro que sabía, muy temprano esta mañana descubrí a mi madre saliendo a casa de los Grent.
Gire sobre mis talones para empezar a caminar a mi cuarto.
― ¿No piensas darme? ―su voz sonó demandante.
―Me las regalaron a mí, Carter ―me burle sacando mi lengua juguetón.
Corrí rápidamente a mi cuarto, cuando procesara lo que dije gritaría, cerré mi puerta y me recargue en ella.
― ¡Carter! ―el grito de mi madre me hizo reír por lo bajo.
Espere pero no sentí sus pasos, seguro de que no subiría camine a mi cama y me senté, antes encendí mi luz ya que mi cortina se encontraba cerrada y no entraban los rayos del sol.
Mire la caja envuelta en ese papel con diseño, curioso observe por si era alguna clase de broma, al no ver ningún indicio empecé a romper el papel.
Descubrí una pequeña caja rectangular, saque la tapa de esta intrigado, fruncí el ceño al ver galletas en forma de corazón y una botella con agua. Saque la botella y la mire, la agite y vi pequeñas burbujas moverse en el interior, sin tomarle importancia la arroje a mis espaldas.
Tome una galleta desconfiado y luego me regañe, ¿Por qué Michi querría jugarme una broma? Ella no sabía que yo tenía sus bebes ¿Verdad?
Más confiado lleve la galleta a mi boca, mastique y sentí el sabor abrirse paso en mi boca, chocolate, sin tragar lo que tenía en la boca me lleve el resto de la galleta que tenía en mi mano a mi boca.
El sabor a chocolate cambio drásticamente al tenerla completamente a mi boca, picaba, picaba mucho.
Escupí los trozos de galletas que aún estaban dentro de mi boca y trate de quitar ese sabor de mi boca, pase mi mano por mi lengua y nada, el picor seguía y aumentaba su intensidad. Recordé la botella con agua que venía en la caja y me lancé sobre ella, saque la tapa y tome de su contenido, tan rápido como saboree el agua salto de mi boca, sal.
¿Una broma? Exactamente.
Furioso baje las escaleras en dirección a la cocina, busque un vaso apresurado intentado no romper nada y empecé a tomar agua, un vaso, dos vasos, cinco vasos; siete vasos después el picor había disminuido considerablemente.
Gruñí al ver mi polera mojada, ahora era un bebé, Michi las pagaría, quería bromas, bromas tendría.
Camine de regreso a mi habitación.
― ¿Carter? ―la voz de mi madre se escuchó desde la sala.
Camine a donde ella se encontraba.
― ¿Dime? ―cuestioné.
― ¿Quieres volver a ser bebé? ―me miró confundida―. ¿Quieres un hermanito?
Recordé que estaba mojado y me enoje al ver que jugaba con eso.
― ¡Fue Michi mamá! ―acusé, tal vez si me comporto infantilmente.
―Claro hijo, Michi ingreso a la casa sin ser vista o escuchada te tiro agua y luego se fue ―la miré enojado―. Esa chica debe ser una ninja ―suspiro sarcástica y burlándose de mí.
Aún más enojado y sin contestar a mi madre subí a mi cuarto, busque entre las hojas de mi escritorio una limpia y un lápiz.
― ¡Mamá, el estúpido de Carter ya se comió las galletas! ―el gritó provino de a casa de los Grent y al escuchar la risa de Michi me enfureció aún más.
Empecé a escribir.
"Querida Michi, tengo tus gatos ¿los quieres? ¿No? Estaba pensado en un abrigo de piel de gatos ¿Crees que me vea bien? Un pequeño trato, una cita por cada gato, ¿Aceptas? Nos vemos, bruja"
Camine saliendo de casa, en el camino doble la hoja a la mitad y toque el timbre de la casa de Michi.
―Hola señora ―salude sonriente―. ¿Cómo está? ¿Michi se encontrará? ―añadí una sonrisa al final de las preguntas para que no pensara nada malo.
― ¡Michi te buscan! ―su grito me hizo saltar―. Un segundo ―me miro sonriendo, asentí.
Su madre desapareció dentro de la casa y sentí a Michi correr a la puerta, espere sonriente.
―Hola ―saludé al mirarla.
No respondió, en cambio estallo en carcajadas, su risa era estruendosa pero para mí era la más hermosa que había escuchado.
Sin dejar de sonreír extendí el papel.
―Toma ―insistí al ver que solo la miraba.
― ¿Qué es esto? ―empezó a leer confundida, quería reír pero tenía miedo, ¿Michi sería capaz de golpearme? ¿Dolían sus golpes?
―Una nota ―hable obvio al ver su cara enojada, algo me decía que pronto averiguaría como golpeaba Michi.
― ¿Qué tú qué?
―Una cita por cada gato ―aclaré sonriente asintiendo.
― ¿Una cita por cada gato? ¿Estás loco? ¡Devuélveme mis gatos!
―Paso por ti a las seis ―añadí retrocediendo, no me arriesgaría a sentir como golpeaba, aún tenía tiempo para averiguar eso.
― ¡Carter! ―la mire desde lejos, tiro la nota al piso y salto sobre ella gruñendo y luego cerro la puerta con un fuerte golpe, enoja se veía aún más hermosa.
Reí caminando con las manos en los bolsillos ¿Dónde la llevaría?
Me detuve ¿Qué se hacía en una cita?
Y allí quise golpearme, era un idiota, solo había una cosa por decir.
―Mierda.
Debería preguntar a mi buen amigo, Google.
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¡Devuélveme mis gatos! •SIN EDITAR•
Humor"Su más grande amor alguna vez fue el chico que robo sus mascotas." ESTE ES UN BORRADOR DE LA OBRA, PRONTO SERÁ CORREGIDA. Historia Corta #30 05/04/2017 •Prohibida su copia, edición y/o producción de la historia sin mi c...