CAPÍTULO 3

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Ellos por otra parte, eran reconocidos a cualquier hora,en cualquier lugar, sin importar la adversidad, reconocidos todos los días del mes.

Eso en realidad me molestaba, aunque parecía ser más envidia lo que sentía, porque sin importar qué, seguía siendo el mismo chico solitario, antisocial de siempre.

Aunque que más da, al menos no tuve malas calificaciones, además obtuve un porcentaje aceptable, eso por no decir mínimo, pues un poco más y estaría en problemas.

El haber copiado no fue tan mala idea, aunque fue un poco complicado porque como el oso negro estaba algo retirado, no lograba ver bien las respuestas, fue muy amable de su parte dejarnos copiar, aunque no sabía el por qué.

Incluso ayer el leopardo se veía muy amigable con el oso, no se desde cuándo se llevaban bien esos mamíferos, lo cuál me causaba algo de curiosidad.

- ¿Adivinen qué me dijo el oso? - dijo el leopardo muy animado, mientras el puma le contestaba.

- Que... ¿Se suspenderá la clausura? -

- No -

- Mmmhh... ¿El maestro se trago el borrador? -

- ¡NO! -

- ¡¿Que talaran todos los árboles de la selva, y nos quedaremos sin hogar?! - dijo el puma histéricamente.

- ¡Que no!, que dramático eres. Aunque eso sería terrible - dijo leopardo mientras se quedaba pensativo.

- Oye, y ¿de cuándo acá, tú y el oso son tan amigos? - pregunté directamente.

- Pues, ¿qué no ves que el nos pasó las respuestas del examen? - dijo el leopardo con obviedad.

- Sí, pero ¿desde cuándo le hablas?, no que lo habías amenazado - dije confundido.

- Pues ese fue el que le cambio el lugar a este, para estar más cerca del rubio - mencionó el puma.

- Así es, lo he tratado, y en realidad no es tan malo como pensaba - continuo el leopardo - Además, cuando el chico se enfermó, pensé que jamás lo volvería a ver, y prometí que si podía verlo de nuevo, me llevaría bien con sus amigos, incluyendo al odioso oso negro -
Eso respondía mi duda, pero también este había dicho que le gustaba ese chico, y como no estaba de mal humor, aproveché el momento.

- Entonces, ¿Sigues amando al rubio, o ya no? - dije sin titubear.

- ¿Amando?, ¿a qué te refieres con eso? - preguntó un poco indignado.

- Tu habías dicho que te gustaba hace tiempo - afirmé.

- Sí, que me gustaba, más no que lo amaba - prosiguió - yo me refería a que sentía admiración por él, no otra cosa, ¿captas? -

Asentí, pero no estaba realmente convencido, quería averiguarlo por mí mismo.

En eso, el oso negro nos interrumpió y nos invitó a jugar escondidillas; era extraño, jamás lo habían hecho, pero mis amigos aceptaron encantados.

Supuse que sería algo aburrido, pues en realidad casi no había jugado ese juego, pero poco a poco me fui integrando con los chicos, buscando cada vez un mejor escondite que el anterior; además de que era de los pocos que encontraban hasta el final.

Todo iba bien, hasta que llegó la última ronda, pues como no me encontraron, sólo decidí cambiar de sitio.

Como no sabía quien estaba buscando, traté de que nadie me viera, además de que no quería que vieran donde me escondía, así que con mucho cuidado me metí en mi nuevo escondite y me encontré con ese chico rubio.

Era extraño, habíamos quedado frente a frente viéndolo directo a los ojos, no estuvimos así ni tres segundos, pero los sentí eternos, de repente se sintió mucho calor (Maldito bochorno), tanto, que sentí que la sangre se me subía a la cabeza.

Mientras él se giro, aproveché para salir corriendo e irme de ese lugar, fue repentino mi movimiento, que olvidé las dimensiones del lugar dándole un codazo inconscientemente...

Amor sin Sentido 3 (ChicoxChico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora