CAPÍTULO 9

79 4 0
                                    

- ¿De qué hablas? - preguntó confusa la loba.

- Ehh... - no sabía que decir, así que cambie rápidamente de conversación.

- ¡¿Qué?!, ha bueno... pues... esque... no es conmigo con quien tienes que disculparte... yyyy hablando de éste, mira, ahí viene - señalé un poco nervioso al mencionado.

La loba fue hacia donde se encontraba mi amigo para poder disculparse con aquel, y mientras estos halaban, el rubio se me quedo viendo, así que desvié la mirada rápidamente hacia otro lado para no dejar ver mi sonrojo y alcé mi mochila del suelo.

Después de despedirnos de los demás, mis amigos y yo atravesamos la selva.

En todo el camino el leopardo se iba riendo, burlándose de nosotros.

- Me divertí tanto, hubieran visto sus caras, - dijo el leopardo mientras se tocaba el estómago - será algo que jamás olvidaré -

Ambos, automáticamente nos sonrojamos por dichas palabras, terminando por fulminarlo con la mirada, pero a éste no le importaba.

- Ay ya, que malhumorados son - dijo el leopardo volteandonos a ver.

- Espero que esas caras no cambien cuando vean a mis padres - penso - Bueno, sí es que no se los comen primero -

Se marchó riendo sin despedirse, viéndose de lo más normal, concluyendo que mis sospechas que tenía sobre éste, eran puras suposiciones.

- ¿Quien lo diría? - volteé a ver al puma - Tu idea salió en tu contra -

- En NUESTRA contra, diría yo - replico, señalándonos.

- Pero no fue mi idea - reproché.

- Pero Tú, estabas de dudoso - añadió inconforme - ¿Ahora me crees? -

- Sí - contesté de mala gana.

- Además, hasta te fue mejor - dijo con una sonrisa pícara en su rostro, provocándome un leve sonrojo.

- ¡Oye! - exclamé un poco molesto - Ya admití mi error.

- Pues, espero que así sea y no te preocupes, lo que es verdadero jamás termina, nos vemos - se despidió amablemente, y se fue desapareciendo entre la inmensidad de la selva.

Más tarde al llegar a casa, ví muchas cajas en la sala de estar, y los pocos muebles que había, ya no estaban en su lugar.

- ¡Hola!, ¿hay alguien aquí? - pregunté un tanto intranquilo.

- ¡Oh!, hola Chase, que bueno que ya regresaste - saludó mi padre.

- ¿Qué significa todo esto?, ¿Por qué nada esta en su lugar? - pregunté desconcertadamente.

- Pues verás, regresaremos a casa - dijo mi padre triunfante.

- ¡¿QUÉ?!- exclamé, frunciendo el seño, pensando en todas las cosas que tenía planeadas - Pero mañana va a ser la clausura del Jardín y... -

Me interrumpió mi padre.

- Sí ya lo sabemos, te dijimos que asistiríamos, pero no estaremos ahí todo el día, en la tarde partiremos, así qué ve empacando tus cosas, para que no haya inconvenientes - dicho esto, se giro sobre su eje y se marchó a su habitación.

Subí a mi habitación muy molesto, nunca me avisaban con tiempo, y siempre todo era de momento, era muy injusto.

"Por qué siempre me pasa esto", reprochaba mentalmente, mientras guardaba las cosas con un poco de brusquedad.

De pronto, alguien abrió la puerta, y al observar, mi madre se encontraba frente a esta.

- Oye, tranquilo, haz bien las cosas, sin hacer tanto ruido, que me estresas - dijo subiendo el tono de su voz.

"Ay, ¡ya cállate!", pensé, pero sólo conteste con un "esta bien, mi señora", relajándome, para seguir con lo que estaba.

Después de terminar de empacar lo indispensable, ya un poco más tranquilo, me dirigí directo a la ducha, para tomar un baño.

Antes de dormir, me cepillé los dientes y me puse mi pijama.

Me quede sentado en la cama viendo hacia mi mochila, me acerque a esta, y saque el cuaderno de dedicatorias.

"Cuantos problemas me haz causado", pensé, aunque en realidad todo este alboroto había sido mi culpa...

Amor sin Sentido 3 (ChicoxChico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora