CAPÍTULO 4

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Pensé en disculparme pero no creí que fuera tan relevante, así que solo seguí corriendo.

La duda de lo que el leopardo sentía respecto al chico despertó nuevamente mi curiosidad cuando me reuní nuevamente con los felinos.

Cuándo salimos del Jardín, el leopardo se adelantó, pues nos dijo que iría de cacería con sus padres dejándonos atrás, mientras íbamos en dirección a la selva.

Seguimos caminado, e iba un poco pensativo, sobre el comportamiento del leopardo hacia el oso, hacia nosotros e incluso con el rubio; este tenía razón, pues yo también lo admiraba, pero en sí, no sabía porque estaba empeñado en saber si en realidad lo que este decía era la verdad.

El viernes sería el ultimo día, aún tenía su cuaderno y no lo había entregado, recordando el pequeño incidente de hoy, si quería llevarme bien con él, tal vez en ese momento debí disculparme.

- ¡No!... - dije inconscientemente.

- No, ¿qué? - preguntó el puma.

- ¡Nada!, pensé en voz alta - inventé algo - esque, no pudieron encontrarme -

- Sí, nos dejaste y ya no te vimos, hasta pensamos que ya no estabas jugando -

- ¿Qué? - me sorprendí.

- Es broma - contestó.

- Ah, valla - dije mientras nos despedíamos, pero al girarnos pregunté sin voltear - ¿oye, crees que lo que dice el leopardo es cierto? -

- ¿Sobre qué? -

- A lo del rubio, que... le gusta porque lo admira -

- Eso dijo, y no es por presumir pero, me lo diría a mi antes que a nadie, además de que... - pauso - sería como tú -

Eso me sorprendió, ahora si volteé a verlo un poco preocupado.

- ¿A..a... qué te refieres? - lo observaba pues también estaba de espaldas.

- Pues a que no lo diría, lo demostraría - me quede estático ante su comentario, pero prosiguió - Hay gente que no te dice que te quiere porque le cuesta, pero te cuida, se preocupa por ti, te escucha, y eso también es decirlo -

No entendía muy bien a lo que se refería, tal vez no era tan tonto como yo creía.

- Somos como los libros, algunos nos juzgan por la portada, pero no saben lo que guardamos adentro -

- ¿Enserio? - pregunté boquiabierto.

- Así es, bueno eso es lo que dice esta hoja - se volteo, encogiéndose de hombros mientras sostenía la mencionada.

¡Pero que encantos!, creí que se refería a mí, retiro lo dicho, sobre lo listo que era.

- Además tengo una idea, que te dejará las dudas más claras que el agua - dijo y se marchó, aventando la hoja.

A qué se referirá con eso, reaccioné y quise leer eso nuevamente, pero mi sorpresa fue ver que no había nada escrito en ella, apoderándose un color carmesí en mi rostro.

Al llegar a casa mis padres me recibieron como de costumbre, y nada relevante paso el resto de la tarde.

Al día siguiente no cruce palabra alguna con el puma acerca de la conversación que tuvimos ayer, e hicimos la limpieza del salón.

Empezamos sacando las bancas, barrimos, trapeamos, pintamos bancas, y mientras esperábamos a que se secaran, desayunos un poco.

Como estuvimos todo el día ocupados, no hubo tiempo libre, nos recordaban que mañana era la clausura, y mientras nos íbamos, llegaron carruajes con lonas, sillas, mesas, y todo lo que ocuparían el día de mañana.

Los populares nos hablaron, nos dijeron que si queríamos jugar un rato, antes de irnos a nuestras casas.

Estábamos los de siempre, y mientras pensaban en que jugar, el puma interrumpió.

- Ya es tarde, si van a jugar, que tal si jugamos a la botella - dijo guiñándome un ojo, ¿qué traería entre garras?

Aunque no estaban muy motivados, la guacamaya los convencio.

Dónde encontraríamos algo parecido, pensé...

Amor sin Sentido 3 (ChicoxChico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora