2. «Abrir»

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Corría un gorro repleto de dólares por las celdas. Los prisioneros por fin tenían algo con que jugar esa noche.

─ ¿Cómo van las apuestas?

─ 5 dólares a que sale corriendo

─ Apuesto 10 dólares a que se la come esta noche.

─ Lo mismo Digo.

─ Va ganando 8 a 1 que se la come.

Hanbin llevaba una semana en Under Grand Hotel y ha salvado su trasero gracias a que Bobby ha estado muy ocupado con el contrabando. Es la primera noche desde que se convirtió en residente permanente en la que hay confinamiento.

Lo hay cuando quieren vigilar estrictamente a los prisioneros, esperando encontrar el culpable de algún crimen, sin embargo todos saben que no habrá testigos, nadie es tan estúpido. Testificar sólo les asegura la muerte.

Así que por supuesto, Hanbin tampoco puede decir nada.

─ Hey Hanbin... ¿Quieres jugar a algo? ─ Bobby murmuró desde la litera de inferior. El nuevo se removió un poco desde su propia litera y miró hacia abajo. Su compañero estaba sentado provocativamente con las piernas abiertas, sonriéndole con esos ojos azules. En frente de él, Hanbin encuentra un tablero de Damas.

No pensó demasiado en las consecuencias de bajar hasta que estuvo frente a Bobby, quién le guiñó un ojo antes de inclinarse a mover la primera pieza.





Quince minutos después Hanbin había ganado dos rondas y estaban por terminar la tercera.

─ Yo gano de nuevo. ─ El nuevo comentó con superioridad. Bobby suspiró una mezcla de frustración y resignación.

─ Apenas estoy comenzando. ─ Aseguró el mayor con una sonrisa. Hanbin blanqueó los ojos. ─ Hagamos una apuesta. ─ Propuso.

─ No voy a apostar mi trasero. ─ Aseguró de inmediato. ─ Lo siento pero no soy rico como tú, sólo tengo mi cuerpo. ─ Hanbin se cruzó de brazos.

─ mmm Ok, pues... ─ Bobby frunció los labios pensativo. ¿Qué estaba planeando ahora? ─ ¿Qué tal si cada uno dice un secreto? Así quedaremos a mano.

─ Yo no tengo secretos. ─ Afirmó el menor.

─ ¡Vamos! ─ Insistió Bobby ─ Por ejemplo ¿Hasta qué edad mojaste la cama? o ¿Alguna vez le robaste a tu madre? ¡Lo que sea! ─ El mayor estaba ansioso por conocer algo más de su compañero de celda.

─ No.

─ Bien... Entonces si yo gano, me enseñarás coreano. ─ Hanbin lo observó curioso.

─ ¿Y tú que harás con eso?

─ Si alguna vez consigo el perdón y salgo de aquí. Quiero visitar el lugar donde nació mi madre. ─ Contestó con sinceridad.

─ ¿Salir de aquí? ¡Pero si tu sentencia es de 200 años!

─ La tuya es cadena perpetua ─ rebatió el mayor.

─ Es de 80 años ─ Corrigió ─ Si llego a vivir hasta los 102 años seré libre. ─ Hanbin parecía convencido de que lo lograría.

─ Sorprendente. ─ Bobby soltó una risita. ─ Eres bastante optimista.

Hanbin se cruzó de piernas para sentarse frente al tablero, se había cansado de jugar de pie mientras Bobby estaba sentado sobre la cama. Observó la pieza de dama que el mayor traía en los dedos, estaba haciéndola girar y luego se la llevó a los labios de manera inconsciente, sacó su lengua y la lamió.

under grand hotel || double bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora