Un día de esos casuales,
De esos en que te vuelves un mudo solitario,
De esos días que tu consciencia habla contigo preguntando cosas absurdas.
Me atreví a invitarme un café mientras en el océano tenían por placer sexo los delfines,
Parecerá raro,
Pero notaba como una silueta de una mujer se recostaba en una ventana,
El día era frío y las nubes grises solo me saludaban,
Mire esa mujer con su traje de channel esperando algo o alguien,
Yo solo tomaba mi café mientras la luz tenue de aquel cafetín desperdigaba mi sombra en un sin números de alfileres rotos bajo la mesa,
La mirada se me perdía en las siluetas del vapor caliente de aquella taza de café,
Alguien toca mi hombro,
Y sin volver a ver hacia atrás pregunto con un hilo de voz,
- ¿qué se le ofrece?
- La voz de una mujer me sonó preocupada preguntándome que si le ofrecía algo a mi acompañante,
Miré frente a mi y un hombre de traje obscuro estaba ya sentado en el lugar,
No es raro que los delfines tengan sexo por que se aburren pero si raro es,
Que cuando mis párpados se cerraron,
Ni el hombre ni la mesera existían,
Solo era mi sombra quebrada por la luz tenue la que me acompañaba.
