En los caminos de la ciudad o el campo,
O donde quiera que me encuentre yo busco,
Mi mirada hacia el suelo y mis lágrimas secas tropiezan con las ganas de encontrar algo,
Voy buscando las señas de un pobre diablo que haya pasado por estos desiertos de aceras,
Buscando las ganas que me faltan para conocer el amor,
Buscando quizá una moneda o un trozo de pan,
Hambre tengo y no con aire se llena, quizá con libros y versos de poetas muertos,
No se llena ni con oro de la alta alcurnia,
Ni con lamentos de lectores desfavorecidos,
Voy buscando quizá una señal de vida en las cunetas,
Con la mirada hacia el suelo busco rezando a Dios que alguien haya botado algo para mi,
Quizá un poco de dignidad como la que me falta,
Un poco de nostalgia para llorar con los tangos de Gardel,
Voy buscando una melodía, una moneda, un billete quizá de esos de diez pesos,
Tengo hambre y las calles sólo me proveen basura de políticos que prometieron la vida y dieron muerte a las esperanzas de un joven universitario,
Voy buscando el desahogo de una madre pidiendo auxilio para su niña con cáncer,
Voy buscando la respuesta de un alcalde comprometido por ayudar a ese llamado de auxilio,
Voy buscando el brillo de una chapa de fantasía para al menos poner de adorno en la casa de cartón que repele el sereno de la madrugada,
Voy con la quijada partida y los labios reventados por el frío que congela la desesperante idea de ser yo,
Voy buscando un tuco de alma de enamorado de San valentín,
Tal vez en una de esas me encuentre un papel con la dirección de un amigo,
O el número telefónico de una bella dama,
O el mapa hacia la Atlántis perdida,
Que sabemos si en una de esas cunetas malolientes encuentre alguna carta de Sandino a Somoza,
O una carta de amor de un remitente anónimo,
Pues si, si los poetas también queremos ser queridos,
No de los queridos que tienen las mujeres con el interés en la blusa, sino de los queridos que la gente quiere por buscar vida en las calles vacías y los andenes fríos de la villa,
Quisiera de algún modo,
Encontrar más papel y algún lápiz de carbón para escribir mis penas,
Quisiera deshacerme de mi ego mendigo y en una lápida ver mi nombre,
Quisiera que el presidente me regale una casa sin afinidad política,
Quisiera un pedazo de pan y un trago de café,
Un solo trago de café,
Para que se me de tranquilidad en mi sueño,
Ya que el café me hace soñar despierto,
Mientras bajo cartones otra vez escribo una carta para la mujer que alguna vez amé.