Aquellos labios,
esos que por primera vez besé,
tan vírgenes como la misma maría,
tan únicos como ella.
Aquellos ojos,
que me miraron con las ganas de tocar el cielo,
que me bebieron como café en la mañana,
que me quitan el desvelo con pensarla.
Aquellas manos,
esas que he tocado sintiendo su piel de ángel,
heladas como hielo pero cálidas a la vez,
suaves como algodón y bellas como ella.
Aquellos labios,
si tan solo volviera a sentir por cinco segundos esos labios,
podría hablar con el dios que le ha creado,
podría sentir el cielo en su boca,
podría amarla mas que a mi vida.
Aquellos labios,
suaves como el amor,
si tan solo volviera a tocarte,
contigo quisiera hacer,
lo que la primavera hace con los cerezos.