Si pudiera sentir tus manos nuevamente en mi espalda,
Dando golpes suaves en señal de amistad,
Escuchar aquel resonar de las palabras en mi ser,
Un café para mi,
Un café para él.
Y llegamos al lugar aquel,
Donde la música cálida y la gente fresca,
Llegamos a buscar el juego de ajedrez que nunca acabamos,
Con las rastas dándonos bienvenida,
Mamá Vane en la cocina,
Un café para mi,
Un café para él.
Si pudiera enfocar la cámara de mis pensamientos,
Y volver a ver tu imagen y la mía en una foto,
Como aquellas en Granada luego de declamar poesía,
Luego de la noche lujosa de literatura,
Un café para él.
Un café para mi que hoy tomo amargo y sin gracia,
Un café fuerte como mi Alma que no te tiene,
Un café negro como mi luto,
Sin ti no es lo mismo,
No hay café para él.
Si pudiera sentir nuevamente tus palmadas en la espalda,
Diciendo que todo estará bien,
No estaría escribiendo esto,
Estaría pidiendo esta noche,
Un café para mi,
Un café para él.
(K.C)
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