Escuela de cocina

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¿Recuerdan que mi hermano no sabe cocinar y eso? Pues bien, acá estamos en frente de la escuela de cocina. Él por su parte no quiere entrar, sin embargo, le pedí a sus amigos que lo convenciera para entrar y ahora debo de conseguirle a Erick unas boletas para un concierto de muchas de las bandas que escucha.

Idiota.

Gracias, conciencia, en verdad gracias, pero era eso o cocinarle hasta que yo consiga esposo, y quiero que sepas que antes que todo pienso viajar por todo el mundo, o sea no tendré tiempo para el amor y esas bobadas.

1.Ya lo sabía y 2. No puedes elegir enamorarte.

Y no solo para él, sino que al ver la situación en la que me encontraba, sus queridos amigos se aprovecharon completamente de mi humildad, exigiendo a cambio que también ellos estén en el concierto al lado de mi hermano en primera fila. En fin, lo que importa es que no hay boletas si no aprende a cocinar.

Uy que malota.

Si gracias por el sarcasmo no hacía falta, pero gracias.

—No quiero entrar –dice Erick haciendo un puchero. Niño mimado.

—Vas a entrar quieras o no.

—Hay maneras más sutiles de decirme que me odias.

—No te odio, solo que cuando consigas una esposa –si es que alguien lo llega a soportar– no voy a estar yo para cocinarte.

—Ella me puede cocinar –dijo con una sonrisa a lo que le pisé el pie lo más duro que pude– ¡Ay ya señorita agresiva! Cuando tengas un esposo no le vas a poder pisar.

—¿Quién dijo que no? A ver, entra.

—¡Mas te vale de que las entradas sean de primera fila!

—¡Que sí, hombre! Salió exigente el niño –susurré lo último para que no me escuchara– ¡Crecen tan rápido! –dije en un suspiro y los amigos de mi hermano me miraron raro. Sí, estaba con mi hermano y sus amigos.

Cuando me di la vuelta a unos 3 metros estaba Oliver aproximándose hacia mí.

—Hola Oliver.

—Hola... "Emy"

—No, llámame... Como siempre me llamas

—¿Enana? –una que otra vez Oliver me decía enana.

—Como quieras torre icfel, rascacielos, jirafa–

—Ya basta –soltó una risa pequeña– solo llámame Oliver

—Bien como quieras. Cambiando de tema, ¿qué haces aquí? Digo, tú sabes cocinar.

—Si se cocinar es por esta escuela y alguna que otra cosa básica, sin embargo ya casi me gradúo voy en nivel 9, solo me falta un mes y salgo.

—Ah, ya entiendo porque cocinas tan bien.

—Emily no estás sola ¿o sí? –no sé por qué razón Oliver se había vuelto un tanto sobreprotector conmigo, parecía que le importaba, pero no a muchas personas le importas en tan poco tiempo.

—No, vine con los amigos de mi hermano para verificar que si entrara a la clase.

—¿Te cansaste de su comida quemada o de que tengas que cocinar tú?

—Ambas. –el timbre del edificio donde había entrado hace un rato sonó indicando que sus estudiantes debían entrar. Esa escuela tenía un sistema similar al de un colegio.

—Sí, oye luego nos vemos, adiós

—Adiós Oliver –le dije mientras él entraba.

Al entrar al auto los chicos me miraron pícaros.

Cupido... ¡En persona!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora