No tenía idea de lo que estaba haciendo, solo corría. Quería escapar, no sabía a dónde iba, ni siquiera estaba mirando el camino, estaba tan inmersa en mis pensamientos, en el dolor, que no supe en que momento caí.
Es realmente rápida la forma en que tu cuerpo viaja en el vacío de la caída, o al menos eso debe parecer a los ojos de alguien más.
Mientras yo caía el tiempo pareció detenerse, miré como lentamente me encontraba más y más lejos del borde del acantilado, en ese momento ya no pensaba nada más, mi mente estaba en silencio, fue en ese instante que sentí el impacto con el agua que me aturdió, mi cuerpo se hundió lentamente en el agua, las olas me movían a su antojo y poco a poco la luz del sol que se colaba en el agua cristalina y fría se hacía más tenue, cada vez me costaba más respirar, decidía a rendirme solté la última bocanada de oxígeno que quedaba en mis pulmones y deje que estos se empezaran a llenar de agua en su lugar.
Ya no quería ser fuerte, no quería aguantar, no quería ser valiente, solo quería cerrar los ojos y dejar que el mar se adueñara de mi, fue entonces que vino a mí como una película las últimas horas que había pasado con mi madre, los recuerdos me torturaban, taladraban en mi corazón, entonces con el último ápice de energía que me quedaba me impulsé hacia la superficie, pero cuando finalmente salí, ya no quedaba nada, todo se había esfumado.
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La puerta
Teen FictionLa vida de una joven adolescente nunca ha sido fácil y April Morgan estaba lejos de ser la excepción. Luego de tener un horrible accidente automovilístico, su vida dio un giro de 360 grados al descubrir que todo en lo que había creído no era real. ...