Capítulo 11

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Corria tan rápido como me era posible. Los músculos de mis piernas quemaban por el esfuerzo, pero no me podía detener, tenía que llegar, tenía que lograrlo esta vez.

Extrañamente, en esta ocasión no estaba desorientada, al contrario, sabía perfectamente a dónde ir, reconocí cada árbol, cada rama, cada mínimo detalle de ese bosque. Algo había cambiado, no era como las veces anteriores. Está vez yo tenía ventaja, era mi juego, yo tenía el control, o por lo menos así lo sentía.

Aún no había escuchado un solo grito salir de su boca, podía llegar hasta el, esta vez podría salvarlo, ¡lo iba a lograr!

Seguía corriendo aún cuando ya no sentía mi cuerpo, estaba tan cerca de llegar del acantilado que mi corazón podía explotar en cualquier momento, seguí corriendo, como si mi vida dependiera de ello y en realidad así era. Unos minutos después pude divisar el borde del acantilado y entonces lo ví, está allí de pie, simplemente estaba ahí, inmutable, sin dolor, sano y salvo, estaba vivo.

Las lágrimas no tardaron en salir mientras tomaba energía no se de dónde para correr aún más rápido, necesitaba llegar a él. Entonces en medio de la ansiedad, el miedo y el dolor grité su nombre...

-¡Papá! - Junté cada mínima pizca de energía de cada rincón de mi cuerpo en esas cuatro letras mientras seguía corriendo.

El se encontraba a menos de cinco metros y volteó al escuchar mi voz, ví como en su rostro se dibujó una sonrisa y corrí aún más hasta alcanzarlo.

Me enterré entre sus brazos rompiendo en un llanto incontrolable, lo abracé tan fuerte que seguramente le dolía, su perfume inundó mis fosas nasales llenandome de melancolía y alegría a la vez, era su perfume favorito, el de toda la vida, el momento era tan bueno que parecía irreal, fue entonces, que tras unos segundos de silencio escuché nuevamente su voz, después de tanto tiempo, dijo mi nombre en susurro y entonces la tierra bajo nuestros pies se deshizo dejándonos caer en aquel acantilado.

Mi corazón latía con fuerza por el miedo, mientras que el se veía tan apacible cayendo, no sé cuánto tiempo caímos pues todo parecía suceder en cámara lenta, pero segundos antes que el agua impactará nuestros cuerpos dijo una última frase que jamás podría olvidar...

-Sabía que me encontrarías hija, estaba seguro de que me ayudarías - y nos sumergimos.

No podía respirar, el agua llenaba mis pulmones y mis intentos por nadar a la superficie eran inútiles ante la fuerza de la marea que cada vez me enviaba más y más profundo entre sus aguas.

Entonces la voz de Connor apareció diciendo desesperadamente mi nombre y todo se desvaneció de nuevo, era un sueño, era solo un maldito sueño. Me desperté agitada y sudorosa mientras Connor me tomaba por los hombros tratando de hacerme reaccionar.

Lloré, lloré como no había llorado en mucho tiempo, cada milímetro de mi ser sufría, dolía, lloraba... Cada Parte de mi deseaba que fuera real, prefería ahogarme a su lado que vivir está horrible realidad en la que el no estaba, en la que había desaparecido sin razón, una realidad en la que mi alma ya no estaba, en la que el alma de mi mamá moría un poco cada día que pasaba, una realidad en la que Haideen no sabía de él, en la que nunca diría papá, una realidad horrible, una realidad a la cual no quería pertenecer.

Y continué llorando por horas, mientras Connor sólo me abrazaba, no decía nada y el tampoco preguntaba, sólo lloraba y el me consolaba.

No imaginaba cuánto dolor puede sentir el cuerpo humano por la ausencia de otro ser humano, pero dolía. Dolía tanto que era insoportable.

Mi mente viajaba de un lugar a otro mientras mis ojos no paraban de llorar, fue entonces que lo noté... Este no había sido el mismo sueño, más bien no era la misma pesadilla, algo había cambiado y en ese momento no me imaginaba cuánto había cambiado.

Me incorpore sentándome en la cama para contarle todo a Connor con la esperanza de que el me ayudará a descifrar este misterioso y tortuoso sueño que me ascediaba constantemente, fue entonces que lo noté, un dolor recorrió mi pierna derecha en cuanto me moví, creo que hubiera esperado cualquier cosa menos lo que estaba a punto de ver.

Quejándome por el repentino dolor le pedí a Connor que encendiera la luz y este prácticamente voló a hacerlo, cuando la luz iluminó la habitación nuestros rostros palidecieron simultáneamente.

Estudié mi pierna con detenimiento sin entender nada de lo que veía...

-April que demonios... - logro decir Connor con asombro.

Tenía un raspón que iba desde mi tobillo hasta casi la mitad de mi muslo derecho, parecía que hubiera rodado sobre rocas... Y entonces lo recordé, cuando caímos del acantilado me había golpeado con las rocas en el momento en que el suelo se deshacía bajo nuestros pies.

Por si la herida por si sola no fuera lo suficientemente extraña y alarmante, estaba cubierta de tierra... No había forma razonable de explicar que eso, pero ese sueño o lo que fuera estaba sobrepasando los límites de la realidad...

-Connor - dije con voz ahogada por el miedo, sin embargo me arme de valor y continué - se que lo que de estoy a punto de contarte es totalmente descabellado y sin sentido alguno, pero es lo único que parece tener sentido ahora mismo, así que entendería si no crees una sola palabra...

-Princesita, jamás creería tanto en alguien como creo en ti - una sensación de alivio e incertidumbre recorrieron mi cuerpo al escuchar esas palabras salir de su boca - ahora me diras qué rayos está sucediendo aquí mientras limpio esas heridas.

Rebuscó entre mis gabetines hasta dar con el botiquín de primeros auxilios, entonces mientras me retorcía por el alcohol en los raspones confié a Connor cada secreto, cada mínimo detalle de estos sueños, algunos que el ya conocía y otros que, al igual que yo, estaba por descubrir...

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⏰ Última actualización: Nov 01, 2019 ⏰

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