Capítulo 11.

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Empujó nuevamente a alguien que desconocía. ¿Es que no había una manera de saber dónde se metía?  

Pero Yuuchirou nunca sería capaz de culpar a su torpeza, sino que culparía a toda la gente acumulada. ¿Tan difícil era dispersarse? Bueno, no lo harían. Todos estaban muy emocionados al ver las calificaciones actuales.
Pero el azabache ni siquiera se molestó en mirar; todos sabían que con su complejo para concentrarse le sería difícil estar en uno de los mejores puestos.

Siguió caminando, utilizando más fuerza en los brazos para abrirse paso entre el tumulto de estudiantes, que con el uniforme parecían vagamente iguales.

Pero al parecer no era su día, porque antes de pasar por la dirección, la puerta se azotó repentinamente y golpeó con su rostro.
Aturdido, dio unos pasos hacia atrás mientras se sobaba la nariz y vio a quien menos quería: su padre.

—¿Hasta en la escuela eres así de estúpido?—masculló Guren.

—¡Cállate! ¿Qué haces aquí?

Rogaba que su padre no haya ido a pedir un informe y también rogaba que no sucediera algo peor; como su ex tomando venganza, usando a Guren como una herramienta de extorsión.

—Vine a hablar sobre el pago, nada de lo que te tengas que preocupar...—enarcó una ceja, expectante—. ¿O hay algo por lo que yo debería preocuparme?

—¡No, no!—en realidad, no había. Pero si se enteraba se preocuparía en demasía.

—Oh, me olvidaba. Pasé por la biblioteca y encontré a tu amigo.

Eso lo desconcertó. Quizás lo estaba buscando o algo por el estilo. Pero a la vez, su corazón comenzó a latir con mayor frecuencia, como si interiormente supiera que era algo malo.

Dio una larga pausa y luego respondió, esperando lo peor.

—¿Yoichi...?

—No, el rubio ese, te quedaste a dormir en su casa cuando tuve el accidente.

Él olvidaba mencionar que Guren a pesar de aquello estaba perfecto. Sólo un par de vendas en zonas irrelevantes fueron los resultados de aquel suceso, no había sido nada grave.

—¿Cómo era su nombre?—continuó el mayor—. ¿Mikaela...?

Y el rostro de su hijo enrojeció por completo, recordando lo sucedido de aquella noche.

—Sí... ¿Qué sucede?

—Mikaela...un nombre de mujer y también extranjero, aunque a decir verdad su padre tenía un aspecto algo distinto de aquí.

—¿Y eso significa...?

—Nada. Parece que viene de una buena familia, por lo que invité a él y sus hermanas al parque de atracciones, para demostrar nuestra gratitud.

—¿¡Qué!?—después de aquella noche, después del beso; lo último que quería hacer era pasar tiempo con Mika.

—Sí, ya le avisé, pero no la hora. Así que dile a qué hora pasaremos por su casa. ¿O no quieres?

Guren estaba sospechando del comportamiento de su hijo, así que decidió preguntar sobre su hipótesis.

—¿Estás detrás de las hermanas de Mika, no? Es raro que tengas esa clase de amigos, son todo lo contrario de ti.

—¿¡QUÉ!? No es así, no soy tan interesado para ser su amigo por eso—infló sus mejillas, ofendido.

—Vamos, Yuu. Llaman mucho la atención, y no es malo. Sólo se llevan un año, ¿no?

Piernas de amor.【Mikayuu】#ConcursoMejorFanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora