Lujuria

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Si la lujuria es un pecado, entonces,
firmé el contrato con el diablo
el día en que me vi en tus ojos.

Quién hubiera dicho
que esa mirada inocente
pudiera desatar tantas tormentas,
tales incendios que me queman 
y recorren cada centímetro de mi cuerpo cuando me rozas.

Que pudieras hacerme ver
la belleza de ir contra las reglas,
hacerme adicta a lo prohibido...
Ansiar tanto una caricia bajo la luna,
un beso leve en los labios,
oírte pronunciar mi nombre
cuando todos los demás están callados.

Pero...
Siempre hay un pero
que se interpone entre nosotros.
Un pero materializado en persona
que me impide quitarme este yugo
y fundirme en tu boca.
Un pero que no tiene salida,
que con toda su fuerza
me retiene aquí dentro, escondida.

Solo algún que otro día encuentro
un camino entre palmeras y olas oscuras,
con la luna como único testigo.
Una pequeña pausa
que me hace sentir viva.
Una pausa que en el recuerdo
será mi castigo.

Siempre sabré que no está bien, 
asumiré vivir presa en la indecisión.
Entre tanto, pensaré que no es pecado,
no si tú eres la tentación.

Catarsis ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora