Mi musa.

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Que irónico que la suerte
tenga nombre de mujer.

Te sonríe y te espera
velando por tí,
con el corazón en un puño
y los sueños convertidos
en humo y cenizas.
Para que vuelvas cada noche
embriagada por otro perfume,
con el carmín rojo
quemándote la vergüenza.

Que ella luche por tí
y vierta y cruce ríos
para salvarte de morir ahogada
en tus lágrimas
mientras tú juegas a tener sentimientos
y una excusa para seguir con tu juego
de autodestrucción.

Pero llegará el día en que la suerte
abra y te abra los ojos.

Que se vaya...

...y no deje más que un espejo roto
con un "te quiero" escrito con cenizas.

Un te quiero con sabor amargo,
pero el más puro que se ha prometido.

El que te hará ver lo que pierdes.
Que la batalla suya y tuya en tu poesía
acabará en la suya.
Que ya no tendrás qué escribir
porque ella se habrá ido.

Y verás a la suerte marchar.

Y dejarás a la suerte marchar.

Catarsis ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora