Capitulo 2

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El Internado Rosalina (para latinoamericanos), era una escuela/cárcel, donde todos los chicos con descendencia latinoamericana o que provenían de otros países de América, pudieran integrarse a la comunidad estadounidense aprendiendo más de su idioma, historia y cultura. En mi opinión era una cárcel en la que no hacías más que aburrirte, quedarte encerrado e ir a una escuela. Todo en el mismo lugar. Nunca podíamos salir a la ciudad. Ese internado daba clases y estaba abierto TODO el condenado año. Y solamente te pueden "internar"allí  y retirarte un tutor legal o padre, lo que llegue primero.

Entre en el salón.

Aviso: todas las clases eran en ingles. Yo sabia hablar muy bien el idioma, ya que llevaba unos años allí y me habían enseñado en la escuela cuando era pequeña. Claro que allá solo tenía unas 2 horas a la semana inglés, pero en el internado todas las materias desde matemáticas hasta educación física eran en ese idioma. Y a esto agregándole mi THDA (trastorno de hiperactividad por déficit de atención) y la dislexia obtenía una rica sopa de problemas.

Mientras seguia en mis pensamientos, la profesora hablaba en inglés pero entendí lo que decía.

—Para hoy tendrán que escribir una presentación sobre ustedes, describiendo también de donde vienen, que costumbres tenian en su país natal, además de decir cosas que le gustan o que les gustan hacer, o no, etc. Tienen 45 minutos—

No la soportaba.

Con mis amigos (no es que tuviera tantos, lo reconozco), hablamos o nos escribimos notas en español o castellano para que los profesores no  entiendan lo que opinamos acerca del internado (seguro que cosas lindas, bueno, no tan lindas).

Le escribí una nota a Kath, sentada enfrente a mi, en castellano que decía: <<No voy a poner mi información personal para que después lo lea ella y luego los directores, solamente para que después me lleven a hablar con la psicóloga y a limpiar el comedor>>.

Kath me devolvió una mirada en plan: no-entiendo-y-no-tengo-ganas-de-hacer-nada.

1 hora más tarde (maso menos), la muy hija e burro leproso, perdón profesora, me señaló y dijo:

— Tú, pasa al frente, leemos lo que escribiste—

Me levanté y fui al frente con la hoja en la que solamente había dibujado unos garabatos que no entendía. Rompí la hoja.

—No lo necesito— mentí, no lo había hecho, y menos aún podría leerlo y comencé.

—Me llamo Mali— todos me miraron raro— de acuerdo, me llamo Marina Paula de Vasconcelos— ahora todos de reían, al parecer entendían  lo que mi apellido significaba en castellano. Les dirigí a todos una mirada asesina, se hizo un raro silencio— Quien quiera opinar sobre mi nombre, que el tonto sea tan valiente como para decírmelo en la cara. Nadie me llama Marina, menos Paula, así que muchos me llaman Mali. Sinceramente odio hablar de mi, pero si no lo hago tendré que ir a limpiar el comedor. Vengo de una ciudad no muy grande y famosa llamada Miramar, en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Allí solía vivir, hasta que me encerraron en esta cárcel, perdón, internado. Casi no tengo familia; mi madre murió cuando nací y mi padre..... Nunca he sabido nada sobre él. Luego viví unos tres años con mi tía, la hermana de mi madre, pero no duró mucho, ya que metía la pata en todo lo que hacia, ella me miraba como un bicho raro; entonces me llevo con mi tío (su hermano), el fue mi única familia por toda mi vida, aunque no teníamos mucho dinero como tía , buscábamos la manera de divertirnos siempre. En Argentina yo y mis amigos practicamos surf, jugamos fútbol, pero creo que aquí se llama soccer. Para terminar, hace 3 años y medio que vivo en Estados Unidos, mi tío me trajo aquí. Como pidieron me gusta: la música, el surf, el agua, me gusta pintar y dibujar, y amo el color azul. No me gusta: que me den órdenes, que me insulten, que me mientan, los hospitales, los espacios cerrados, las serpientes, el color rosa y este desgraciado internado. Quien  se atreva a meterse conmigo o con las personas importantes para mi, sufrirá las consecuencias y deseara no haber nacido — les dirigí una última mirada de advertencia—¿Preguntas?—nadie contestó.

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Este es el capítulo de la mala suerte, se me borró unas 3 veces. Hubiera estado mejor si no se me hubiera borrado la primera vez.

Pero las cosas pasan, sigan leyendo se pone interesante y ya quiero seguir escribiendo pero me da mucha flojera. Si veo que les interesa (por los votos, vistas o comentarios) con mucho gusto seguiré para ustedes.

Por cierto, Mali tiene un triste pasado que es difícil de contar. En ciertas cosas me recuerda a mi.

Los quiero, nos leemos!!
PD: 803 palabras no está nada mal.

Mali, la hija del agua: Una extraña entre los semidiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora