| C A P I T U L O 9 |

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Narra _____
—Contigo no iré— solté.

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Me sentía tan pesada que ponerme de pie era todo un reto, una prueba del día. —Ya me senté en la cama- pensé, llegando a la mitad de la prueba de fuego.
Mire a mi alrededor, todo era desconocido, era una habitación con tonos blancos —Todo acá es blanco— seguí mirando aterrorizada. Quite las blancas sábanas de mi cuerpo, logre ponerme de pie y me mire en ese espejo gigantesco que se encontraba en el cuerpo. Estaba en ropa interior, mi maquillaje era un desastre y mi cabello parece trampeador de primaria.

Después de analizar todo el lugar me senté en la cama, jamás me pasó por la mente e salir del cuarto, tenía miedo de ver a mis secuestradores, o quien sea el o la estupida que me ha traído acá.
Solo escuchaba como movían sartenes y abrían cajones, esto sin duda alguna se volvía más extraño y me aterrorizaba. Escuchaba como los pasos se acercaban, provocando un eco en lo que parece ser un pasillo. La puerta se abrió, me dejo verle nuevamente, tal y como estaba anoche, no recuerdo qué pasó anoche, solo sé que él estaba con una chica y nada más.

—¿Qué hago aquí?— cuestione temerosa pero firme
—Vamos ____, no te haré nada. No hay necesidad de ponerse así— se acercó a la cama
—¿Porque estoy aquí?— cuestione nuevamente escondiendo la mitad de mi rostro con la suave cobija
—Quería estar contigo— sentí como su cuerpo se aproximaba al mío
—Iré al baño-— me pare de golpe, olvidándome totalmente de algo: estaba en fila interior.
—Esta bien, dejaré tu ropa en el escritorio, te llevaré a casa—

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—Te ofrezco una disculpa, ______— dijo Villalobos sin despegar la vista del camino
—Ok— pronuncie
—Yo no debí hacer eso, yo soy un estupido— golpeó el volante
—¿Quién era la chica de la fiesta?— cuestione, restándole importancia a lo que él decía
—Su nombre es Mariale, es mi novia— soltó, dijo sin ninguna restricción, como si se tratara de lo más normal.
—Me llevaste a tu casa, a dormir en tu cama... ¡Teniendo una novia!— exclamé, me sentía basura.
—Ella, ella y yo no estamos bien—
—¿Pero, eso que?— lo mire con coraje —No te da e derecho de hacer eso, eres basura Sebastián. Me siento mal por esto, ¿Sabes lo que van a decir de mí por esto si alguien se entera?—
—¡No me importa! No me importa que piensen o digan, no me importa que se enteren que te amo, porque si, te amo y a pesar de estos putos y largos años no he dejado de hacerlo y si a esto le llamas hacer estupideces, debo decirte que soy un puto y jodido estupido de mierda— freno en seco, provocando un agitado movimiento
—La distancia destruye relaciones, Sebastián— dije después de unos segundos
—Pero no elimina los sentimientos— sin mirarme puso el auto en marcha otra vez
Admito que eso me ha dejado sin palabras, esto es algo que yo obviamente no esperaba. Simplemente no lo esperaba.
—Sebastián, yo solo...—
—No me digas nada, solo baja del auto y olvida todo esto— interrumpió mi frase y prácticamente me echo de su auto.
Tome mi móvil y baje del vehículo, cerré fuertemente la puerta y me dirigí a la casa de mi hermana, la recién casada.

—Uy, eres un desastre— se burlo Paola
—Eres una estupida— musité —¿Cómo pudiste dejar que ese me llevará a su casa?— arroje los zapatos al piso y me tira al piso como una vil borracha
—¿Te hizo algo?— pregunto preocupada sentándose a mi lado
—Me ha hecho lo peor— musité, tratando de controlar mis lagrimas pero fue imposible, estas ya habían escapado
—¿Qué te ha hecho?— cuestionó molesta
—Me hizo mierda en un segundo, me ha hecho sentirme la peor persona, me ha hecho sentir una perra sin corazón ¡Mi puta actitud que me hace parecer algo que n soy ante el! Alguien fría y mienta—
—Lo vamos a arreglar—

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—No puedo creer que tu prima me haya besado— hablo Rubén mientras preparaba un plato con papas fritas
—¿Amanda la fea?— cuestione con horror. Amanda era la típica soltera, fea y amargada de la familia, pero cuento se emborracha es la más divertida y pervertida del momento.
—Si, en ese vestido se veía tan buena—
—Rubén, la viste maquillada, con una faja bajo el vestido, con el cabello peinado. No conoces bien a esa mujer— reí por lo bajo
—¿Estás celosa, _____?— cuestionó dejando las papas fritas en la mesa de centro de la sala. Esta tarde es de películas con mi mejor amigo
—Nada de eso— me burle
—Tu eres mucho mas hermosa— se sentó justo a un lado de mi
—Rubén...— alargue, tratando de evitar el momento que se aproximaba
—_______ esa es la verdad, tú eres hermosa y no mereces llorar por el idiota de Villalobos— acomodo los pequeños mechones de cabello que se habían colado en mi rostro.
—Ya hablamos de esto— me pare incomoda del sillón
—Dame la oportunidad, _____— suspiro, tomó mis manos y las colocó en su pecho
—Yo... No lo sé— quite mis manos de su agarre
—¿Podrías darme la oportunidad a mi de nuevo?— escuche esa voz, esa voz nuevamente, esa voz que tanto me encanta
—Sebastián— musité, él estaba aquí

Intercambio | T2 | Sebastián VillalobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora