Intercambio | T2 | Sebastián Villalobos

| C A P I T U L O 1 6 |

Narra ____

Estaba en aprietos, Sebastián podría tomarme como una mujer fácil... No lo soy. Tener un amigo con derechos no es malo, ¿como sabia el de esto?
Mi situación cada día se pone más y más difícil. Parece que el mundo solo quiere verme perder ante mis problemas.

—¿De qué hablas, Villalobos?— trate de evadir el tema

—¿No vas a decirme la verdad?— me regreso la pregunta, había fruncido el ceño.

—¿Qué es lo que sabes?— cuestioné, esto me iba a llevar a acorralarme a mí misma

—¿Qué crees que se?— me volvió a cuestionar

—¿Porque crees que yo creo que sabes algo?— esto estaba ahogándome

—Porque se algo que tú sabes perfectamente bien— se sentó en el sillón —¿Cuánto llevan juntos— soltó. Creo que él realmente sabia de lo que hablaba

—3 años y medio— solté. ¿Tanto tiempo con un chico en una relación sin compromiso?

—Yo te estaba esperando como un imbecil ______— musitó —¡Ese día que yo te mandé la carta, ese día yo había dejado de estar reservado para ti!— se paró —No puedo creerlo, sabiendo que yo la pasaba mal todas las noche, y tú, tú de enamorada con aquel animal.— se sentó nuevamente, abrazo un cojín fuertemente, sus ojos estaban cerrado, había apretado la mandíbula, y sus venas se habían marcado mucho más.

—¿Quién te ha dicho eso?—  hable cabizbaja

—¿A casi importa?— lanzó el cojín con fuerza

—¡Si!— exclamé— ¡Leches! Que te han mentido— me pare y exclamé de frente

—Bueno, si crees que es mentira ¡Dime tú la verdad!— se puso de pie, tal vez intentando desafiarme

—¡Coño, él era solo un amigo de aventurillas, con el que la pasaba en ratos, el free de mi patética vida en España!— exclamé —Sebastián, si te van a contar, joder, que te cuenten bien. Porque yo nunca tuve que ver sentimentalmente con el— me senté afligida en el sillón. Un profundo silencio se apoderó de la sala, únicamente escuchaba la pesaba respiración de Sebastián.

—¿Ordenamos pizza?— Sebastián rompió el silencio tan incomodo

—No tengo hambre— me puse de pie —Y lo mejor es que me vaya de acá, únicamente la pasamos peleando. Siempre es lo mismo, siempre y en todo momento, es lo único que hacemos y sabemos hacer— tome mi diminuto bolso e impartí camino a la puerta

—¿Entonces qué deberíamos hacer?— tomo mi mano justo cuando iba a abrir la puerta —Podemos jugar— quito el cabello que le estorbaba para besar mi cuello —Podemos jugar a lo que tú quieras— continuaba besándome el cuello delicadamente— Solo quiero que estés aquí conmigo— me giro para quedar frente a él— Quiero que sepas que me haces falta— lentamente se dirigió a besar mis labios, con esa típica lentitud tan desesperante

—¿Qué intentas hacer?— cuestioné jadeando

—No intento hacerlo— se separó de mí para mirarme, en su mirada había fuego —Ya lo estoy haciendo— beso nuevamente mis labios como una bestia, tan brutal y apasionado, tan rápido y lento, buscando saciar algo de los que había escasez, tan lento para registrar los milímetros de mi boca y tan sutil para recordarlo para siempre.

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