Oscuridad.

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Me encontraba tranquilamente sentada mirando la televisión, mostraban una comedia familiar sobre una pareja y sus hijos que iban de vacaciones fuera del país en el que residían. De un momento al otro, los personajes tenían las cuencas de los ojos negros, y sus movimientos eran raros, casi rígidos, como si les costara moverse. Fruncí el ceño, pues me parecía raro. Como era una película y me acerqué hasta el DVD, apreté el botón y éste expulsó el CD. Lo tomé entre mis manos, extrañada, y lo guardé en su estuche. 

Miré hacia el televisor, pero este mostraba la pantalla en negro, y el DVD estaba apagado, traté de prenderlos pero no funcionaban. Decidí no prestarle atención, tal vez hubo un error y es normal entre los aparatos tecnológicos, más tarde llamaría a alguien para que los revisara.

Al no tener nada más con lo cual entretenerme, me dirigí hacia mi habitación. La puerta estaba abierta, por lo que pasé mi mano por la pared, buscando el interruptor de la luz. Mientras, trataba de acostumbrar mi visión a la oscuridad del lugar, cuando lo logré, me pareció ver una niña al otro lado de mi cama. Parecía inocente y perdida, así que más bien me dispuse a ir a ayudarla, apreté el interruptor y di un paso hacia adelante, pero cuando la luz bañó el lugar, ya no había nadie. Asustada pero curiosa, volví hasta la puerta y apagué la luz nuevamente. En esta oportunidad estaba sentada en mi cama, mirándome. De un segundo a otro se tiró hacia adelante, bajando de la cama en cuatro patas; se reía ruidosamente. Cuando llegó a mis pies, todo se volvió negro, y no supe qué pasó después.

Sólo sé que ahora escucho voces en mi cabeza.

Historias de terror.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora