Capítulo 57.

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Capítulo 57.

Capítulo especial segunda parte.

Título ; magnético.

Fue la primera en despertar e incluso la primera en bajar hacía el living dispuesta a irse pero no lo haría, no sin antes agradecer a Federico por todo lo que había hecho por ella la noche anterior siendo que no la conocía la había tratado mejor que personas que si conocía  a la perfección, miró hacía la pequeña mesa que daba a decorar ambos sofás y al ver una foto que estaba encima de esta tomó de la misma y le dio la vuelta encontrándose con la imagen de una familia feliz, Federico y Lucas estaban dándole un beso en la mejilla a Laurita quien se encontraba sonriendo satisfactoriamente, se veía que eran muy unidos o al menos eso mostraba aquella imagen, soltó de ésta en cuanto vio a Lucas bajar las escaleras con unos auriculares en los oídos y nuevamente con el torso descubierto, parecía como si no sufriera el frío que de vez en cuando se presentaba en la ciudad. Este se acercó con tranquilidad y la observó de arriba hacía abajo antes de morder su labio y acercar de estos hacía su mejilla en forma de saludo.

— No tuvimos el gusto de presentarnos pero me llamo Lucas, tranquilamente puedes llamarme Lu —le sonrió de oreja a oreja, su sonrisa era idéntica a la de Federico, ellos en sí eran muy parecidos y parecían ser igual de agradables y amables.

— Mucho gusto, me llamo Micaela —le devolví la sonrisa y ambos estrechamos nuestras manos.

— ¿Pasamos al comedor? si estás aquí no puedes irte sin probar el desayuno de María y sería una falta de respeto y educación que no desayunaras con nosotros siendo que ya eres algo así como nuestra invitada especial —la tomó de la mano y sin esperar respuesta por parte de ella la arrastró hasta el comedor en el cual le sacó una silla hacía atrás, Micaela sin poderle negar el desayuno se sentó la misma y este se sentó justo a su lado, ahora tan solo se dedicaban a esperar que los demás integrantes de la casa bajaron a desayunar.

— Papá nunca había traído a una chica tan joven como tú, baah, puede que sí pero no a que se quedase a dormir.. Creo que te tiene un aprecio especial.

— ¿A qué te refieres?

— Nada, deja que yo me entiendo —volvió a sonreír y ambos miramos hacía las escaleras encontrándonos con Fede quien a excepción de ayer se encontraba mucho más elegante, traje negro y corbata blanca, Micaela amaba con todas sus fuerzas a los chicos que vestían de aquella forma.

— Muy buenos días —contestó con una sonrisa de oreja a oreja, amaba esa alegría que siempre tenía porque desde ayer no había parado de sonreír y de una u otra forma aquello me daba vida sin saber el porqué, se sentó justo frente a nosotros y luego de él bajo ella, Laurita quien iba vestida tan solo con un vestido negro y descalza, ni estado así perdía la elegancia.

No parecía tan desagradable como anoche ya que ni bien entro al comedor saludo a Micaela con un pequeño beso en la frente al igual que a Lucas, parecía que había tenido una gran conversación con Fede ya que este sonrió al verla actuar de aquella manera y ni bien se saludaron todos comenzaron a desayunar, Laura le preguntó a Lucas sobre su día en la universidad y este con una gran sonrisa comenzó a hablarle sobre lo mismo, lo extraño fue que también le preguntó a Micaela sobre el suyo.

— No puedo quejarme, Federico cayó del cielo a ayudarme —sonreí, era la primera vez que alguien que no era Florencia le preguntaba sobre su bienestar y su día, era la primera vez que se sentía bien estando en una familia, ni había pasado un día en el cual ya se sentía parte de ella. 

— Me alegro mucho de eso por cierto.. Lucas hoy te llevará a conocer un poco más de la casa y te contará más sobre las reglas de las mismas, bienvenida —le sonrió, parecía que todos en aquella familia tenían la misma positividad en la sonrisa.

— ¿Perdón? —preguntó Micaela confundida.

— Que eres bienvenida a la casa, puedes quedarte los días, semanas y meses que quieras —tomó su mano y acarició de esta, Micaela trago saliva y tan solo asintió con la cabeza, no podía decir nuevamente que no y tampoco quería hacerlo.

Si fuera por ella se quedaría toda la vida con esas personas que le habían abierto las puertas en su peor momento porque era así, Micaela sin ellos aún estaría en la calle buscando trabajo y un lugar en el cual poder sobrevivir.

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— Y bien, aquí termina el jardín y la verdad es que no es muy grande pero cuando hace calor o tenemos alguna cena especial lo hacemos aquí y si te soy sincero, las mejores cosas han pasado aquí —le sonrió Lucas a Micaela antes de soltar su mano, le había dado un largo tour por la casa y ya de paso que se encontraban con aquel caluroso día tomaron un helado.

— ¿Ustedes son muy unidos?—pregunto la rubia.

— Tenemos peleas como todas las familias e incluso cada uno tiene su humor de mierda pero siempre intentamos mantener la sonrisa, si me lo preguntas por si nos apoyamos pues si lo hacemos o al menos ellos lo hacen conmigo.. A pesar de que a veces son muy sobreprotectores conmigo creo que no los cambiaría por nadie porque son los mejores padres que me han podido dar —se encogió de hombros.

— ¿Y porque estabas tan sola ayer? —preguntó Lucas sentándose en uno de los asientos junto a Micaela.

— Te diré esto porque siento que ya hay un poco de confianza entre ambos.. Yo esta ciudad llegue por petición de mis padres ya que yo y mi hermana siempre hacíamos desastre y mi mamá queriéndonos dar una lección nos envió a una universidad la cual según ella nos arreglaría más y tenía razón.. Está universidad marcó mi vida, no sé si la de mi hermana pero si la mía, cuando ingresamos conocimos a dos chicos.. Nacho y Gonzalo, los veía como dos personas que veríamos un rato y luego desaparecerían por completo pero uno de ellos fue mi jodida perdición y esa persona fue Gonzalo, tuvimos peleas, nos molestamos pero todo subió de nivel cuando comencé a notar situaciones raras, comenzó a ser posesivo, me besaba sin que yo lo quisiera y al principio debo aceptar que no le tomé importancia, cometí un grave error al no hacerlo ya que bien pasaron los meses sus sentimientos eran más adictivos.. Una noche yo —se detuvo para respirar, no estaba dispuesta a contarle lo que sucedió con Bruno sabiendo que aquello podría causar una mala impresión,— yo estaba sentada en el sofá y él vino muy tomado, me comenzó a agarrar de los pelos y luego me encerró en una de las habitaciones, me golpeó e incluso trató de matarme pero fue tanta la agresión tanto verbal como física la que sufrí en aquel departamento que decidí dejarlo con todo y mi hermana, no soportaba despertarme todos los días con el miedo de que el viniera y volviera a golpearme o ver como todos me miraban con asco.. Siempre me muestro fuerte pero soy de carne y hueso y hay algunas cosas que no estoy lista para soportarlas —y así fue, Micaela se mantuvo fuerte y no lloró pero aún así Lucas sabiendo que en cualquier momento se rompería la abrazó y acarició su espalda tratando de calmarla.

— Supongo que todo fue difícil pero es hora de cambiar de página, puedes comenzar a llamarme hermano.

Micaela cerró los ojos por unos instantes, había logrado reconciliar con aquella paz que tanto tiempo buscaba. 




Conviviendo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora