Capítulo 12.

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El día había comenzado de forma extraña, Micaela ni siquiera se había visto con Gonzalo y Nacho estaba un tanto más alejado de su compañero, se encontraban todos desayunando mientras Florencia y Micaela se colocan el uniforme para iniciar clases nuevamente, pero esta vez sin que nadie cortara la luz.

— ¿Qué pasó entre Gonzalo y tú?

— Nada especial tan solo acordamos no hablarnos —le mintió la realidad era que luego de aquel beso robado por parte de Gonzalo los dos chicos no se querían ni siquiera hablar suponiendo que el otro estaba asqueado por aquello. 

— Pero hay algo que tú debes decirme ¿acaso pasa algo entre tú y Sergio?

— No, ese es un tonto más —se encogió de hombros y ambas salieron con las mochilas colgando en sus hombros, se sentaron a tomar el desayuno y luego de aquello ingresaron al campus para así ingresar a la universidad.

Era un nuevo mundo para Micaela ya que ella no había iniciado las clases desde antes pero en cuanto todos ingresaron tomaron rumbos distintos, Micaela junto a Florencia, Nacho con Gonzalo, Pablo, Sergio y Bruno juntos.

Para la mala suerte de las rubias debían compartir clases con Bianca, no era que les cayera mal pero esa pequeña no les daba buena espina y era más que obvio por quien era, Paula parecía ser una arpía con todas las letras o al menos eso había demostrado desde que se habían conocido.

— A quién tenemos aquí, a la zorrita que abrazó a mi novio.

— ¿Abrazaste a Bruno? —preguntó Micaela con los ojos abiertos como platos.

— Después te explico y a ti, histérica, deja de imaginar cosas que no pasaron —la miro de arriba hacía abajo con desprecio.

— Ven aquí Paula, deja de meterte en problemas —se la llevó arrastrando Bianca a su hermana.

— Esas estúpidas no saben lo que les espera, luego acompáñame a dirección, habrá un gran cambio de apartamentos para nosotras.     

— ¿Quien es la morocha? 

— La novia de Bruno.

— Ah —respondió celosa Micaela.

El hecho de que no haya continuado con su plan de conquistar a Bruno no significaba que le dejara de atraer, Bruno era el único de aquella casa que seguía llamando su atención y quizás todo indicaría que luego de aquel beso que había tenido con Gonzalo comenzaba a sentir cosas por él pero era todo lo contrario, Gonzalo le causaba desagrado, náuseas, odio y desprecio y aunque la haya besado, le seguía pareciendo un poco hombre.

Cuando el timbre para salir sonó todos fueron a almorzar a los comedores y Micaela junto a Flor se sentaron en la mesa en la cual estaban sentados los demás chicos y para la mala suerte de ambas rubias, las otras dos hermanas también habían decidido sentarse con ellos y no solo eso sino que Paula se sentó al lado de Bruno y comenzó a acariciarle el cabello mientras miraba a Flor suponiendo que eso le causaría celos pero era todo lo contrario, le causaba risa lo patética que podía llegar a ser la morocha.

— ¿Aquí también debemos aguantarlas? —dijo Gonzalo.

— Sí no nos aguantas tranquilamente puedes irte a otra mesa —respondió Micaela.

— Por dios, escuché una mosca hablar, qué mosca tan molesta —respondió con ironía Gonzalo mirando a Bianca como si le preguntara cuál era aquella mosca.

Micaela lo miro enfadada y tomó su jugo antes de tirarlo en el rostro a Gonzalo.

— Vete a la mierda, poco hombre.

— ¿¡SIGO PARECIÉNDOME UN POCO HOMBRE!? —gritó tomándola fuertemente de los brazos, todos detuvieron lo que estaban haciendo y dieron la vuelta viendo aquella escena.

— Sí y ni se te ocurra tocarme y besarme —trato de empujarlo pero Gonzalo al escuchar esas palabras lo hizo, la beso nuevamente pero a excepción que esta vez lo había hecho delante de todos quienes miraron sorprendidos aquella escena, Gonzalo mordió fuertemente el labio de Micaela desechando todo su rencor ante esa escena y la rubia al sentir el dolor de estos finalmente golpeó su pecho y al tenerlo separado estampo la palma de su mano derecha en la mejilla de Gonzalo haciendo que este se acariciara la zona afectada.

La rubia salió de allí sacando humo por las orejas, odiaba cada día más a ese chico.

Gonzalo tomó su celular y corrió detrás de ella.

— ¿Qué demonios fue eso? —preguntó Flor y no era la única que se hacía aquella pregunta.

¿Realmente Gonzalo la había besado? 

— Ew, yo sabía que a él le gustaba Micaela.

Nacho y Bruno mordieron sus lenguas ante los celos y el enojo, Nacho no podía permitir que una desconocida viniera a interponerse en su amistad con Gonzalo porque sabía cómo terminaban aquellas situaciones, Gonzalo era suyo, era su compañero de vida y quizás sonaba egoísta pero prefería verlo sufriendo por Bianca a verlo suspirar por Micaela quien encima de verla en la universidad la veía todos los días en el departamento.

— Bueno dejando este tema de lado te tengo una sorpresa —dijo Bianca en referencia a Pablo y éste la escuchó atentamente con una sonrisa—, desde ahora viviremos en su departamento.

La sonrisa de todos se esfumó incluyendo la de Pablo, le agradaba la idea de poderla ver pero él había notado lo mal que se llevaban las rubias con ambas y la llegada de ellas dos al departamento solo provocaría más problemas de los que ya tenían.

— ¡YA DETENTE JODER! —gritó Gonzalo y finalmente Micaela  detuvo su paso.

— ¿Qué demonios quieres?

— Saber porque eres tan molestosa —volvió a tomarla de los brazos.

— Tú comenzaste, eres un atrevido —se soltó de su agarre.

— ¿Por qué soy un atrevido?

— Por besarme sin mi consentimiento.

— ¿Y como puedo yo saber que no te gusto?

— Porque personas como tú lo único que causan en personas como yo es asco y desprecio —trago saliva y Gonzalo rió.

— ¿Acaso piensas que te bese porque me gustas? no me hagas reír, si te beso es porque se todo el asco que te causa y que mientras más lo hago más voy a hacer que te enojes.

— Déjame en paz ¿sí? solo quiero tener paz contigo.

— Yo no contigo, me caes mal.

— Y tú a mi —nuevamente se dio la vuelta y en cuanto dejó solo a Gonzalo este apoyo su espalda en la pared.

No sabía qué demonios estaba pasándole con aquella chica, ella hacía que se olvidara por horas de Bianca e incluso que se olvidara del mundo, tenía ese toque que lo encendía.. Fue allí donde comenzó a asustarse porque se dio cuenta de lo que realmente estaba pasando, le gustaba Micaela.  






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