Lo lamento

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Pov Jimin

Me sentía mal. Jungkook tenía razón al enojarse. Fui una bestia.
Fui a su casa, antes de tocar timbre, su madre salió.
-Oh, Jimin ¿Buscas a Jungkook?.-
-Hola. S-si.
-Se fue a la casa de su abuela, pero no tarda en llegar.
-¿Puedo esperarlo en su habitación?.- pregunté tímido.
-Claro, pasa. La habitación de Jungkook es...- la interrumpí.
-Ya se donde es, gracias.
Asintió y se retiró.
Subí las escaleras, pensando en lo que iba a decirle. Escuché unos gritos ahogados y ruidos de golpes. Termine de subir los últimos escalones de una corrida, y abrí la puerta de su cuarto. Se me partió el corazón en pedacitos al verlo pegarle a la pared, con todos los nudillos completamente ensangrentados.
-¿Que mierda haces?.- lo miré atónito. Esa escena me estaba dando náuseas.
-Vete.- me dijo.
Me sentí culpable, horrible. ¿Que mierda hice?
Discutimos como nunca lo había hecho. Se notaba a millas como se desmoronaba en su interior, pero seguía mostrando firmeza. En cambio yo no sabía cómo reaccionar.
-Jimin, para ésto. Aunque sea ahora detente.-
Mi mundo se derrumbó, la cordura que tenía se había ido a la mierda. Mis ojos se llenaron de lágrimas.
-¿PORQUE CARAJOS NO TE DETUVISTE PARK JIMIN? PORQUE NO BAJASTE TU CALENTURA? JUNGKOOK NO SE MERECÍA ESO IMBECIL.- pensé. Me fui. No quería mostrarme débil ante Jungkook.
La señora Jeon estaba entrando por la puerta, y mis lágrimas caían. ¿Que pensaría si me ve llorando luego de salir de la habitación de su hijo?. Volví a la habitación de Jungkook. Iba a tomar el picaporte, pero escuché a Jungkook decir algo.
     
-Jimin, ¿Porque no te quedaste a mi lado?. Te necesito, necesito tus besos, tus abrazos, tus malditas y adictivas caricias. Quiero tenerte y no soltarte más. ¿Porque no lo entiendes?. Mi corazón dió un vuelco. Por inercia, abrí la puerta. Jungkook me miró atónito.
Sin dejar que me diga una palabra, lo abracé.
-Dios Jungkook!  ¿Porque carajos no puedo dejarte sólo?.
El hundió su rostro en mi cuello, dejando caer las lágrimas retenidas.
-Park Jimin, juro que me vengaré.- parloteaba mientras lloraba desconsoladamente, se aferró a mi, y sostuvo con fuerza mi remera.
Tomé ambas mejillas.
-¿Que puedo hacer para demostrarte que no es sólo sexo?  Dejame demostrarte que eres más que un simple revolcón.
-Besame.- dijo eso y no dude para juntar nuestros labios. Se extrañaban. Nos necesitábamos mutuamente. Queríamos más y más contacto. En un abrir y cerrar de ojos, me encontraba desnudo encima de Jungkook, también desnudo.
-Prometo no volver a dañarte bebé.- le susurré al oído.
Al asintió y junto nuestros labios.  Besé su torso. Metí un dedo en la boca de Jungkook para que lo chupara. El se sonrojo y lo hizo. No necesitaría ese dedo. Pero sentir la saliva de Jungkook, paseándose por mi dedo. Me excitaba mucho.
Tomé ambas piernas y las elevé. Dejándome a la vista la entrada de mi Kookie.
-Ji-Jimin.- pronunció. Tomando mis cabellos. La cara de excitación de Jungkook era mi droga. Esas pequeñas mejillas teñidas de un color rojizo, y su mirada lujuriosa hacían que me estremeciera con solo verla. Comencé a lamer su entrada. Penetrándole con mi lengua.
-Ogh, Jimin.-
Mientras lamía su entrada, comencé a masturbarlo. Aumentando el placer.
-Ji-Jim-min.
Empecé a subir mi lengua. Pasando por sus testículos hasta llegar a la base de su miembro. Estaba duro. Recorrí con mi lengua, cada parte de su hombría. Su sabor era único. Este chico era mi droga y yo su adicto. Observaba su rostro. Esa mirada de placer hizo que aumentará la velocidad. Necesitaba ver más esa cara. Jungkook cerró sus ojos, disfrutando el delicioso oral que le estaba otorgando. Chupé toda la extensión de su glande. Mordiendo levemente.
-Jimin... Más fuerte...- gimió. Jungkook era todo un masoquista. Mordí apenas un poco más fuerte.
-sii Jiminn..asi. Así..-gemía apretado mi cabeza. 
Mordí un poco más fuerte que la anterior.
-ghh Jimin!! Me voy a correr... Sigue así, sigue así... - definitivamente el dolor le daba placer. Seguí con mis mordidas mientras lamía, sintiendo como el líquido salía de su punta y como Jungkook arqueaba la espalda.
Con su líquido, lo pasé por su entrada, terminando de lubricar.
Entré en el sin aviso. Y comencé a moverme.
-AGHH, JIIMIIN!!.- su gemido desgarrador invadió toda la habitación.

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