San Valentin

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Narrador pov

Jungkook se encontraba en su habitación, dando unos últimos retoques. Pensaba que, después de su cita, podrían tener un regalo más... Intimo.
Comenzó a vestirse. Ya que estaba en bóxer. Jimin le había invitado a salir. Se aseguró de guardar el obsequio, y bajó al living.
-Cuidalo mucho Jimin.- pidió su madre. El menor no se había percatado de la llegada de su novio.
-Hola, amor.- saludó Jimin y depositó un casto beso en su mejilla.
-Hola Chim.- el pelinegro entrelazó su mano con la del contrario.
-Llegaremos a la noche, mamá.- Los dos jóvenes enamorados, partieron a por su cita de san valentin.

Pov Jimin
Mis planes estaban dando frutos.
Jungkook y yo, caminábamos a paso lento, con nuestras manos entrelazadas.
-¿A donde iremos?.- preguntó con ese tono tan adorable, que me daban ganas de asfixiarlo a besos.
-Ya verás.- y deposité un beso en su nariz. El cerró los ojos ante mi tacto.
Caminamos un par de cuadras más y ahí estaba el parque de diversiones.
-¡woowww!.- estupefacto, mi novio me miró con una sonrisa.
-Si bebé, aquí estaremos.- días antes le pregunté a Taehyung, que lugares le gustaba ir a Kook. El me informó que Kookie jamás había ido a uno desde que su padre se fue. Y me pareció una brillante idea volver a llevarlo.
Compramos los boletos y entramos.
-¡Wow, Jimin!, mira eso.- señaló asombrado, a un hombre con antorchas de fuego en sus manos, mientras hacia malabares arriba de un monociclo.
-Wow...- susurré.
-Te amo, Jimin. Eres el mejor.- me abrazó con fuerza y me besó.
Jamás pensé que pudiese enamorarme de esta manera.
Pasamos las horas en el parque. Jungkook insistía en que nos subiéramos en la rueda de la fortuna, pero me negaba. Si bien sabía que era algo romántico, estaba muy alto. Y mi fuerte no son las alturas.
-Vamos, Chim.- por enésima vez, insistió. Y ahí supe que no se rendiría.
-Vamos.- suspiré.
Pagamos la entrada y nos subimos a la maldita rueda.
Kookie se sentó a mi lado y entrelazó nuestras manos.
-Jimin.- pronunció y lo miré.
-¿si?.-
-Te amo mucho.- sonrió. Tomé su mentón y uní nuestros labios.
Sin darnos cuenta, el beso fue subiendo la intensidad.
Jungkook se sentó en mi regazo y comenzó a masajear mi miembro.
-K-kook... No podemos aquí.- susurré y dejé caer mi cabeza en el respaldo del asiento.
-Shhh.- sus labios besaban mi mentón y parte de mi cuello.
-Kookie... No quiero manchar mi pantalón.- introduje mi mano en su bóxer, tocando directamente su creciente erección.
-pe-pero el mio si.- imitó mi acto y comenzó a masturbarme.
Tomé ambas erecciones y las froté. Gemíamos ante nuestro tacto. Kookie ayudó con sus manos a aumentar el placer.
Junté nuestros labios en un apasionado beso.
Con mi mano libre, comencé a tocar su entrada.
-Ahhh, Jimin.- gimió en mi boca.
Fui introduciéndolo.
Nuestras embestidas manuales fueron aumentando, haciendo que, en unas jaladas más, nos corriéramos.
Kookie se levantó de mi regazo y arregló su ropa. Al igual que yo.
Como si estuviese todo calculado, la rueda comenzó a detenerse. Nos miramos con complicidad y salimos de aquel lugar.
-La próxima vez vayan a un hotel.- el encargado del juego nos regañó. Con Kookie reímos y asentimos.
-Eres un pervertido, Jeon Jungkook.- Sonreí y lo besé.
Salimos del parque y caminamos hasta el centro de la ciudad.
-Chim~, tengo hambre.- se quejó mi acompañante. Abrazó mi brazo y depositó besitos en mi hombro.
-Aguanta un poco más, Kookie.- Sonreí y besé esos labios que tanto anhelo.
Llegamos a donde quería llegar.
-¿¡Un restaurante italiano!?.- exclamó con sorpresa.
-Si. ¿te gusta?.- me miró con esos ojitos de bebé y asintió emocionado.
-Eres el mejor, Chim.- me abrazó y hundió su rostro en mi cuello.
Un sonoro ruido explotó nuestra burbuja de amor.
-Lo siento.- sonrió avergonzado. El estomago de Kookie había sonado.
-Si tanto hambre tienes, ¿que esperamos para entrar?.- Kook besó mi mejilla y tomó mi mano.
Entramos al restauran.

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