capitulo 6

4.6K 206 29
                                    


SEIS

Harry metió la llave en la cerradura y abrió la puerta para entrar en el piso con un profundo alivio y expectación. El viaje se le había hecho interminable y estaba hasta la coronilla de habitaciones y comidas de hotel. Nada más entrar en el recibidor, percibió el ambiente cómodo y sereno que Hermione había creado, una sensación de estar en casa, algo que Harry echaba en falta hacía tiempo. No sabía explicar cómo lo conseguía, pero todo resultaba más confortable.

Aunque solo llevaban casados dos semanas, Harry había esperado con ilusión el viaje, sintiendo una inquietante necesidad de liberarse de las ataduras suaves e invisibles que lo oprimían. No se debía a las exigencias de Hermione porque, en verdad, no exigía nada. Y, aun así, Harry se sorprendía pensando en ella en distintos momentos durante el día, bien porque quería comentar con ella algún pequeño detalle sobre su trabajo, o bien porque quería hacerle el amor, una necesidad apremiante susceptible de provocar una situación embarazosa en la oficina. Le costaba muy poco pensar en hacerle el amor: bastaba con oír su nombre, o pasar junto al despacho de Mac. Cualquier pequeño detalle lo sumía en el recuerdo del sabor de Hermione, del tacto de su piel, de sus reacciones. Era tan increíblemente sensual, que Harry todavía estaba asombrado del contraste entre su imagen serena y callada y la mujer jadeante y trémula que estrechaba entre sus brazos.

Había querido distanciarse de ella, pero el viaje se había prolongado demasiado; lo que en un principio pensó resolver en tres días había tardado ocho en completar, y Hermione no se había mostrado contrariada cuando él la había llamado para decirle que regresaría más tarde de lo previsto. Se había limitado a decir:

-No importa. Pero avísame en cuanto sepas cuándo regresas.

Acto seguido, había pasado a otro tema.

Harry se había sentido un poco frustrado por aquella falta de interés y, de repente, el viaje y la multitud de detalles que debía concretar se habían convertido en un fastidio. Deseó volver a casa. La necesidad de relajarse y estar con Hermione se había vuelto tan imperiosa que había apretado las tuercas a todo el mundo hasta rozar el límite, pero había zanjado todos los asuntos un día antes del que Hermione lo esperaba. Paseó la mirada por el silencioso piso, bañado en la luz del sol que se filtraba por las ventanas, y percibió el leve y tentador olor de tarta de manzana casera. Olisqueó y sonrió, porque la tarta de manzana era su preferida.

-¿Hermione? -la llamó, y soltó el maletín y el abrigo, repentinamente ansioso de tenerla otra vez en sus brazos. ¿Qué pensaría si la sacaba de la cama? Pero habían sido ocho días largos y frustrantes, y no estaba acostumbrado al celibato. Además, no había deseado a ninguna otra mujer. Deseaba a Hermione, con su fría reserva y cómodos silencios, y el pelo castaño chocolate enroscado en torno a los brazos de Harry como amarras de seda.

Pero Hermione no salió corriendo a recibirlo, y Harry frunció el ceño. Con impaciencia, registró el piso, aunque ya sabía que estaba vacío. ¿Dónde se habría metido? ¿Habría salido de compras? Quizá estuviera buscando trabajo; había mencionado que tenía varios proyectos interesantes. Consultó su reloj. Eran casi las cuatro, así que debía de estar a punto de volver.

Deshizo la maleta y se sentó a leer el periódico. Le gustaba ver el telediario de la tarde. A la caída del sol, la temperatura descendió ostensiblemente, así que encendió la calefacción y permaneció sentado durante un largo rato contemplando el balanceo de las llamas azules. El atardecer de octubre fue breve y, muy pronto, la luz del día se apagó por completo. Manteniendo su irritación bajo control, Harry preparó la cena y la tomó solo, incluida una gran porción de tarta de manzana. Mientras recogía la cocina, fue poseído de una súbita rabia funesta, nacida, en parte, de un miedo indescriptible que no quería nombrar, ni siquiera para sí. Ginny había salido y no había vuelto; ni siquiera quería concebir que pudiera haberle ocurrido algo a Hermione. Pero, maldición, ¿dónde estaba?

Una nueva oportunidad (Harry y Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora