Capítulo 18: "Asunto manicomio":

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PoV Sky:

Mi vida no podía ser más complicada.
Creí que sería un día tranquilo, el partido estaba por comenzar y todos estaban allí
¿Segura que no quieres ir Sky? me pregunta Jeremy
—Muy segura — le respondo y él asiente
Bien, te llamo luego — se despide y cuelga la llamada. Suspiro y dejo caer el celular a un lado de mi cuerpo. Layna había decidido tampoco asistir, creo que aún sigue asustada. También yo lo estoy.

Debía concentrarme en lo que sí era importante, mi audición.
Ya era hora de irme al estudio de ballet. Sentía una horrible sensación de que alguien me estaba observando desde las sombras.  Tranquila Sky, no seas paranoica. Solo camina y estarás a salvo, me digo a mí misma mientras retorcía mi cabello nerviosa y aterrada.

De pronto se aparece Caleb. Casi me mata del susto. Odio a este chico. Al parecer al muy infeliz habían seguido los matones amigos de Dastan.
Como odio correr por mi vida, hace que me sienta a la deriva y que mi corazón se acelere como un loco.
Se mete conmigo al estudio de ballet y no me queda otra opción que dejarlo estar conmigo.

Cuando comienzo a bailar mis problemas se desvanecen y ya no siento temor, solo soy yo con la música. Me dejo llevar por el cautivador sonido de mis preferidas melodías clásicas, aquellas que específicamente he escogido para realizar en mi audición.
Caleb parecía sorprendido, hasta creo que era algo tierna su expresión de bobo al verme bailar. ¿Acaso nunca vio una bailarina clásica?

La cosa se complicó al salir. Juro que no fue mi intención explotar de esa forma pero es que Caleb me saca de mis casillas.
"Me importas"... me quedé helada. No tenía idea de como reaccionar ante eso, me tomó por sorpresa.
Dicho eso se fue por el mismo lugar que llegó. Tarde unos segundos en procesar lo que había sucedido. ¿Acaso dijo que yo le importo?

Volví a casa y seguido de un profundo suspiro me arrojo a mi cama. Quería desaparecer de la tierra.
Unos minutos más tarde bajo por algo de agua. Miro a Hércules y él le gruñe a la puerta de cristal
— ¿Qué ocurre peludito? — le pregunto y él se acerca aún más al lugar y le gruñe. Comenzaba a preocuparme.
Me levanto algo indecisa, camino hacia la puerta sabiendo que arriesgaba mi vida al hacerlo.

Había algo extraño, los vecinos no estaban y parecía que algo se había roto en su patio trasero. Miro a Hércules y él vuelve a gruñir
— ¿Crees que hay alguien en la casa de los vecinos? — le pregunto... como si fuera a responder.

Lo pienso unos segundos y decido ir a investigar, llevo a Hércules conmigo... digamos que llevar a un lado a un tigre da algo de seguridad.

Con una mano sostenía mi celular y con la otra acariciaba a mi mascota.
No estaba muy segura si era una buena idea pero luego observo movimientos extraños... no estaban en la casa de mis vecinos... estaban en mi casa.
De la nada se aparece una figura encapuchada que se da contra la puerta haciendo dar un brinco. Su cara estaba cubierta, me observa y luego se desploma en el suelo.

No podía creer lo que me estaba pasando, aunque tomando en cuenta el último tiempo no le sorprende que mi vida ya no sea normal.
No iba a abrir la puerta pero no podía dejar, sea quien sea, que quedara tirado en la puerta de mi casa. Temía que mi padre o mis hermanos se dieran cuenta y armaran un lío.

Abro la puerta y arrastro el cuerpo hacia adentro. Sí que es difícil.
Enciendo la luz y con tan solo ver una mínima parte de su rostro ya sé quién es... ¿Qué demonios estas haciendo aquí Caleb? Suspiro y lo observo con más cuidado, estaba todo golpeado.

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