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6. Que se joda

Justin.

—¡Estás haciendo trampa! —se quejó Aria, y yo reí mientras pasaba por su lado rebotando el balón de básquet por el lado izquierdo de la cancha de mi casa, antes de anotar sin esfuerzo sólo con un giro de mi muñeca.

—No es trampa si soy bueno en ello —expliqué guiñándole un ojo, recibí una mirada fulminante de su parte, haciéndome reír—. Ven, inténtalo sin que haga trampa —dije entre risas, una pequeña sonrisa apareció en su rostro cuando le pasé la pelota. Se alineó con la línea de tiro ante de anotar y, como yo, haciéndolo sin esfuerzo.

—Mierda, ¿desde cuándo demonios aprendiste a hacer eso, A? —le pregunté, y ella se encogió de hombros.

—Tenía algo que hacer con mi tiempo, además, Dean y Blake siempre me piden que juegue —contestó, haciendo rebotar la pelota en sus manos antes de pasármela.

—No sabía que eras tan buena —comenté, y ella arqueó una ceja, con una sonrisa jugueteando en sus labios.

—¿Dudando de mí otra vez, Bieber? —inquirió haciéndome reír.

—Tal vez... Solo tal vez —respondí, y ella rió un poco antes de que nos interrumpieran.

—¡Oigan, tortolitos, el almuerzo está listo! —exclamó Jinx, y yo lo fulminé con la mirada.

Él siempre decía que Aria y yo terminaríamos siendo una pareja, pero yo lo dudaba.

Se rió de mi respuesta, a lo que le mostré el dedo del medio, caminando frente a Aria mientras nos dirigíamos a la casa; y, por si te lo preguntabas, sí le miré el trasero.

Me tocó ir atrás, así que no me culpes.

—¿Quién iba a saber que Jinx pudiera cocinar? —Aria dijo, subiéndose a la meseta, y Jinx la miró mal mientras mascullaba «jódete», cosa que nos hizo reír a todos—. ¿Dónde está Ellie, Brad? —interrogó Aria, llevándose un pedazo de pasta a la boca a escondidas, solo para recibir un manotazo de Jinx.

—Se fue a almorzar con sus padres; al parecer, querían decirle algo —le dijo mientras tomaba asiento y observaba a Aria.

Sin que suene como si fuera un raro o algo por el estilo.

Se veía mucho mejor que un par de días atrás, desde que dejó de tomarse las pastillas como le dije, había vuelto a ser la misma persona llena de vida alrededor de nosotros. Siempre había tenido un mal presentimiento sobre Clarissa, pero a Dean le gustaba tanto y sabía que me sentiría culpable si se lo decía, porque, al final del día, es mi amigo.

—¿Fuiste a la cita con el doctor? —preguntó Johnson cuando Tevez entró a la habitación con el teléfono en mano.

—Sí, me dijeron que estaba bien y que los síntomas eran algo así de un resfriado —dijo, desconcertada, y yo reí al ver lo lindo que se le ponía el rostro cuando se confundía.

—Jesús, si esos son los síntomas de un resfriado, no me quiero enfermar nunca. Parecía que te hubieran arrastrado al infierno y de regreso —intervino Alex, y yo reí cuando Aria le lanzó un trozo de pasta al rostro.

—Chúpate esa —dijo, a lo que Alex se rió y Jinx nos avisó que nos sirviéramos la comida.

—Justin, ¿vas a pelear esta noche? —me preguntó Bradley, y asentí, tomando mi plato de pasta, solo para que la mitad de este fuera devuelta al sartén—. Amigo... —le espeté, y Jinx me lanzó una mirada que decía «cállate».

—Vas a engordar y entonces no podrás ganar —dijo, y a los pocos segundos Aria comenzó a reír.

—Piensas que un plato de pasta lo va a fatigar, ¿eres estúpido? Deja que el chico coma —ella me defendió, y le lancé a Jinx una mirada de suficiencia mientras este resoplaba.