31. Solo marco lo que es mío, nena

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[Advertencia: contenido sexual explícito]

Aria.

—Yo también te quiero. —Justin susurró en mis labios y sonreí haciéndole hace lo mismo, abrí mis ojos para que encontrarme con los suyos.

Sus ojos siempre parecían atraerme; eran tan... tan únicos.

Cuando él era feliz se volvían ete degradado, marrón siguiendo a naranja y luego finalmente a verde.

Cuando estaba irritado sólo eran de color avellana y cuando estaba enfadado eran oscuros, casi negros.

—¿Has estado durmiendo? —le pregunté trazando los anillos visibles alrededor de sus ojos y él se apoyó en mi toque mientras mi mano descansaba en su mejilla.

—¿Cómo podría dormir cuando pensé que te había perdido? —dijo suavemente mientras tragaba, como si no quisiera acordarse del recuerdo.

—Nunca me perdiste, cariño —dije tiernamente y se lamió los labios mirando hacia abajo antes de volver a mirarme.

—Ojalá lo hubiera sabido el lunes, me hubiera ahorrado muchas preguntas —me dijo y fruncí el ceño.

—¿Qué preguntas? —le pregunté y miró hacia abajo de nuevo.

—Creía que no me querías después de lo que hice —murmuró. Mis ojos se ensancharon.

—Justi- —dije, pero paré mientras trataba de entender el hecho de que él pensó que no lo quería—. Estaba dolida, lo admito, pero nunca deje de quererte —dije y él levantó la cabeza.

—Ni una vez después de ese día dudé del amor que tengo por ti —le dije muy en serio—. ¿Lo prometes? —preguntó y una pequeña sonrisa de mis labios.

—Lo juro —le susurré y él se rió suavemente sacando su meñique. Sonreí, envolviendo mi pequeño meñique alrededor del gran suyo.

—Te amo tanto —me dijo y me sonrojé mientras cada pequeña letra que componía su oración de 5 sílabas.

—Lo sé —dije yo con una pequeña sonrisa—. Pero está bien porque yo también te quiero —le dije y me incliné hacia él presionando mis labios sobre los suyos.

Nuestros labios se enredaron el uno contra el otro y tarareé echando de menos la sensación que no había experimentado por una semana y media. Su mano dejó mi cintura y siguió la curva de mi cuerpo hasta la parte inferior de mi columna donde me empujó suavemente hacia él, mi mano estaba sobre su cuello e incliné mi cabeza añadiendo más presión para besarme pero no creo que a Justin le importara porque segundos más tarde me encontré a mí misma presionada contra el mostrador, su cuerpo directamente contra el mío.

—Extrañaba tanto esto —susurró, sus labios dejado los míos mientras empezaban a recorrer mi barbilla y mi cuello.

—Te extrañé —gruñó y dejé escapar un gemido cuando sus labios encontraron mi punto dulce.

Pude sentirlo chupar en la carne y no había duda que estaba haciendo lo que yo mejor le conocía por marcar su territorio.

—Bebé —dije sin aliento, mis manos se entrelazaron en su pelo y sentí que soltaba un pequeño gemido cuando tiré de sus mechones dorados.

Solté un gemido cuando se apartó de mi y miré hacia abajo. Resoplando miré a mi cuello antes de mirarlo a él.

—Cuando pensé que me has hecho uno, me has hecho como cuatro —le dije y sonrió antes de quitarse su camiseta de cuello en V y tirarlo descuidadamente hacia un lado.

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