❝Estoy pensando que deberiamos dirigirnos a un lugar que no conocemos.
A un lugar donde nadie nos ha visto antes, solo tú y yo.❞
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➳ Capítulos cortos.
«ADVERTENCIA: Contiene escenas de violencia, sexo y lenguaje explícito.»
Linda portada por: Erbluh...
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— ¿Tu chica?
Me miró de manera coqueta pero burlona, esto tenía que ser una broma.
— ¿Enserio? ¿Después de todo lo que pasó es sobre lo primero que preguntas? —pregunté incrédulo.
Está dejó de sonreír y me miró con pena, creo que fui un poco duro con ella. Fue cuando ella tomó mis manos y se dió cuenta que estaban sangrando mis nudillos.
— Te tengo que curar esas heridas.— comenzó a jalarme hacia la moto.
— Eso no es nada, nena. He tenido cosas aún peores.
— No, el que te hubieran lastimado es mi culpa, no tenías porque involucrarte en esto. —me miró a los ojos, estaban cristalinos. Oh no.
— Oye nena, esto no es tu culpa. Estoy así porque lo decidí, en meterme en esto. No iba a permitir que te hicieran daño, ¿Sabes? —tenía ambas manos en sus mejillas, al final ella me dió una dulce sonrisa.
— Gracias.
Me gustaba su sonrisa, y verla triste no era algo que me agradara. Simplemente acaricié su cabello rojizo y nos dirigimos a la motocicleta.
Nos dirigimos a su departamento, después de todo lo ocurrido no pensaba ir a trabajar, ni le importaba si la corrían, primero era su seguridad. Durante el camino todo estaba en silencio, pero no era uno incómodo si no agradable. Al llegar, subimos las escaleras y llegamos a su departamento, cuando llegamos ella se dirigió al baño por el botiquín mientras que el rubio se quedaba en la sala esperando.
El lugar era lindo, tenía un aire acogedor. Había varias fotografías de la pelirroja cuando era una niña, en todas tenía una sonrisa en el rostro. Sonrió, era una ternura.
— Aquí estoy.— la joven apareció y se sentó a su lado.
No tardó mucho en desinfectar sus heridas y vendar sus nudillos. El ojiverde miró sus vendajes, no se veían nada mal en él.
— ¿Cuál es tu nombre?
Rayos, tenía razón. Nunca le dijo su nombre. ¿Qué clase de persona era si no le decía su nombre a su futura novia?
— Ash Lynx, preciosa.— le dio una sonrisa.
— El mío es Jessica Foster.— ya lo sabía.
— Muy lindo.
Después de eso se creó un silencio entre ambos, la chica solo mirada hacia el suelo mientras que el rubio seguía observando el lugar. Pero tenía una extraña sensación, era Jessica.
— Creó saber quién fue el que mandó aquellos hombres a secuestrarme.
Lo miro sorprendida. Por fin iba a salir a quien le tenía que reventar el cráneo a golpes por intentar dañar a su chica.
