❝Estoy pensando que deberiamos dirigirnos a un lugar que no conocemos.
A un lugar donde nadie nos ha visto antes, solo tú y yo.❞
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➳ Capítulos cortos.
«ADVERTENCIA: Contiene escenas de violencia, sexo y lenguaje explícito.»
Linda portada por: Erbluh...
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— ¡Cuidado! No me vayas a tirar.— la joven trato de no perder el equilibrio al tratar de subirse en los hombros del asiático.
— Baja la voz.— recomendó.
— Ay, perdón.— murmuró.
Habían llegado a la mansión Golzine, mientras trataban de entrar subiendo a una barda a un lado de los bambúes que se encontraban en la parte trasera del jardín, se tenían que apresurar si no querían ser descubiertos por un vigilante, y lo más seguro es que cualquiera de ellos estuviera armado.
— ¡Auch!— se sobo la cabeza por el golpe.
Había caído sobre un bambú, estallando su cabeza sobre esté. Se levantó del suelo y se sacudió un poco las hojas que tenía.
— No te quejes, ahora ayúdame a subir.— aún que no la viera, estaba poniendo una mala cara dirigida a él.
Se le había ocurrido una idea de ayudar a Eiji pero está fue interrumpida por una luz que se prendió a solo unos metros de ella, eso era una mala señal, seguido de unos leves chiquillos.
— ¡Corre Jessica, no dejes que te atrapen!— grito, y por primera vez estaba de acuerdo con él.
Comenzaste a correr hasta no poder más, hacia la parte trasera de la mansión, no permitiría que la atraparan, ella se haría con Ash de aquel lugar eso era seguro, o al menos eso esperaba ella.
»
— ¿Cómo se ha comportado el pequeño lince?
Exhaló el humo del tabaco, sentado en su silla de piel de leopardo, su subordinado Maximus se encontraba a solo unos metros, mirándolo de forma respetuosa.
— A sido malcriado, no nos a querido decir sobre la señorita Jessica. Y que lo hemos estado castigando, ahora está inconciente por los golpes.— soltó una sonrisa, al recordarlo tirado en el suelo todo malherido y con un charco de su propia sangre a su alrededor.
— No se preocupen por Jessie, ella vendrá por él, siempre le ha gustado hacerse la heroína.— sonrió antes de inhalar su cigarrillo al recordar a la chica.
— Me alegra escuchar eso. — comento Maximus— Si eso es todo, con su permiso jefe, tengo unos trabajitos que atender.
— Maximus.— lo llamó, esté se detuvo en la puerta— Me gustaría que le dieras un castigo aún peor al lince, sabes a qué me refiero, ¿No?
Riko sonrió seguido de su subordinado, lo que estaba pidiendo era algo simplemente asqueroso.
