❝Estoy pensando que deberiamos dirigirnos a un lugar que no conocemos.
A un lugar donde nadie nos ha visto antes, solo tú y yo.❞
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➳ Capítulos cortos.
«ADVERTENCIA: Contiene escenas de violencia, sexo y lenguaje explícito.»
Linda portada por: Erbluh...
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Estaba excitado, muy excitado.
La pelirroja se acercaba a paso lento con una minifalda roja y unas medias negras, tacones altos y una blusa escotada negra, la vista de sus pechos era majestuosa, se notaba que no eran para nada pequeños, eso le encantaba.
Él se encontraba sentado en un sofá de cuero negro en alguna parte de aquella grande mansión donde todo estaba fuera de control, era un fiesta intensa, al principio no quería ir pero le agradecía a los Dioses haber sido convencido.
La chica se sentó en sus piernas pudiendo sentir aquella erección por parte del chico, sus mejillas comenzaron a teñirse de rojo, el chico sonrió sin vergüenza comenzando a comerse sus labios de una manera sumamente intensa. Acariciando sus muslos, cada vez más arriba.
Se separo por un momento y dio pequeños besos en el valle de sus pechos, comenzó a acariciarlos suavemente. Casi inaudibles gemidos salieron de la boca de la joven, cuando el rubio si lograba escucharlos y lo exitaban aún más de una manera descomunal.
— Ash.— murmuró, casi en un susurro.
Le encantaba la manera en que decía que nombre, eso lo exitaba mucho, como no tenía una idea. Ella comenzó a acariciar su cabellera rubia mientras seguía acariciando y besando sus pechos. Podía sentir como su erección como empezaba a doler, no aguantaría más.
Aún teniéndolo abrazado, él desabrochó el seguro de su pantalón y en aquel momento supo que quería su amante, se arrodilló al frente suyo y comenzó a ayudarlo con el pantalón hasta bajarlo por completo. Tocó sin pena alguna su miembro aún sobre la tela de su boxer.
— Esto es todo tuyo nena.— mostró una sonrisa sin vergüenza.
Se sonrojo un poco con las palabras de su pareja pero decidió ignorarlas y la pelirroja jugó un poco con el elástico de su boxer y comenzó poco a poco a bajarlo hasta que sucedió.
— ¡Demonios!— golpeó su frente con enojó— Ese sueño de nuevo.
Ya era la tercera vez que tenía el mismo sueño con aquella pelirroja del bar.
