Es un buen día para llorar.

El sueño extraño que tuvo Tomás.

II.

Lo primero que hizo al volver a su habitación fue encender su computadora y ponerse a escribir. No había logrado encontrar la red de Internet, le preguntaría a su tía Hilda más tarde.

A causa de sus problemas para dormir, Alexis debía distarse con otras cosas. Le gustaba escribir en un blog, ahí subía criticas sobre libros y películas. También compartía anécdotas. Se entretenía mucho leyendo a otros bloggeros y compartiendo contenido con ellos. En otras paginas publicaba historias de su propia autoria, volviéndose un poco famosa.

No era un erudito, pero al menos podía presumir su gran ingenio para crear historias. Siempre fue una niña de gran imaginación y eso no cambió con los años.

A mitad del capitulo 5 para su nueva novela, Alexis tuvo que parar y alejarse del ventilador. Aun podía sentir el hedor a vomito bajo su nariz. Lo más probable es que se quedara impregnado en su ropa.

Se levantó para ir al baño cuando la puerta se abrió. Se trataba de su tía Hilda.

-¡Vaya! Creí que te encontraría todavía dormida. ¿Pasaste buena noche?

<<No>>.

-Descanse bien, no se preocupe.

Sonrió contenta.

-Tengo unos asuntos que atender ahorita, pero después volveré a la hora del almuerzo para llevarte de compras y al centro comercial. ¿Te gusta la idea?

Alexis se mostró visiblemente contenta ante la propuesta. Le gustaba la idea de conocer la ciudad y comprarse algunas cosas.

-Me encanta.

Hilda se despidió con la promesa de que ambas se divertirían mucho.

Devuelta sola en su habitación, se metió de inmediato a la regadera.

En la soledad del cuarto de baño, con el cuerpo desnudo y el agua recorriéndole la piel. Se puso a pensar en lo que había intentado olvidar en el transcurso de los meses.

Los amigos de su abuela y hasta su familia. creían que ambas estaban sumidas en una profunda depresión, daban por hecho que las dos eran unidas. Cuando todo lo que te queda es tu abuela, se supone que te aferrarás a ella por el temor a perder a alguien más.

Pero eso no le sucedió a la joven de 21 años. Paulina era la que daba patadas de ahogado y se aferraba febrilmente a su nieta. La herencia de la que pensaba disponer para seguir sus estudios, ella la usó con el pretexto de una mejor vida.

Mejora que en ningún momento le consultó a su nieta. Y no le dijo de la herencia hasta que esta ya había sido gastada. Pensó en la idea de una beca, y poder seguir con los estudios en Puebla.

Ese era su plan, así como la anciana hacía planes sin su consentimiento; cuando la chica tuviera la suficiente solvencia económica se iría y no la volvería a ver.

***

Por la mañana la casa era muy diferente que en las madrugadas. Se entretuvo mirando los cuadros, los arreglos y demás cosas que adornaba las estancias.

Su abuela se había ido con su hermana; el señor Raúl y su hija (que aun no conocía) también partieron a sus respectivos trabajos. Alexis se encontró sola desayunando y recorriendo las habitaciones de la mansión.

Logro tener la clave de la red de Internet; planeaba ponerse a trabajar definitivamente en su novela y de paso poner en su blog la reseña de la última película que vio en el cine de su antigua ciudad.