¡Bienvenido Héctor!

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IV.

Alexis trato de mantenerse despierta. La comodidad de la cama y las almohadas no ayudaba, el que estuviera acostada y sin poder moverse tampoco, mucho menos el cuerpo tibio y suave de Tomás a su lado.

Las horas transcurrían más lento estando ahí. Por el color del cuarto y las pesadas cortinas, la pobre chica no sabía si ya había amanecido o atardecía.

En el circulo de los brazos de su acompañante, pudo moverse poco a poco hasta quedar de frente otra vez, el reloj tras la oreja del chico, marcaban las 4:40 de la madrugada.

Solo 5 minutos de diferencia desde la última vez que lo vio.

Tomás balbuceo entre sueños, apretándola y acercándola más a su presencia. Alexis terminó con el rostro pegado a su pecho y con las piernas aprisionadas por las de él.

<<Fui reducida a peluche, de esos que abrazas cuando no puedes dormir>>. Suspiro.

Por mucho que tratará de decir lo incomoda que era su situación y lo desagradable que le resultaba haberse metido en tal embrollo.

La respiración del joven la fue arrullando, igual que su cálido pecho, la cama suave y su somnolencia que siempre la acompañaba.

Alexis se quedo dormida.

***

Estamos de nuevo en la habitación de Tomás Gamez.

Para sorpresa de la servidumbre, el mayor a mantenido su habitación en el mismo estado en que Alexis la dejó. Es más, hasta intenta no ensuciarla.

El mayor de la familia Gamez, no es por completo un irresponsable niño rico que se la pasa en fiestas bebiendo y saliendo con chicas. De hecho no tiene muchos amigos y tampoco hay una fila de mujeres esperando invadir su cama.

Eso se lo deja a sus dos hermanos menores. Sheila y Héctor.

Tomás es solitario e irritante. Tiene mal temperamento y es una persona muy cruel, su humor es voluble y rara vez le dice algo amable a alguien.

Por supuesto que todo ogro, tiene a su princesa. Puede ser un hijo de puta con su familia, pero solo existe una persona a la que jamás le ha gritado o le permite siquiera verlo ebrio.

Su adorada novia Marisol.

Le costó cinco años de arduo esfuerzo para que ella aceptará salir con él. Y ahora llevan dos de relación.

Intenta ser una mejor persona para ella, porque Marisol lo es y siempre se lo ha demostrado.

Pero los demonios que carga en su consciencia, no los puede simplemente olvidar.

Su madre y su sufrimiento.

La avaricia de su padre y ese desinterés por los demás.

Sheila y Héctor.

Marisol, Sheila y Héctor...

Tomó la botella de vodka del suelo, y le dio un trago largo. Debía concentrarse.

Volvió al presente; se enfoco en la foto de su ordenador, tratando de plasmar el mismo paisaje en el lienzo que tenía enfrente.

Pintar era un poco más trabajoso, por eso dibujar con carboncillo le parecía más práctico y entretenido.

Las sombras de los edificios y el cielo eran la parte complicada de la imagen, poner los detalles, en ellos estaba la clave para un buen dibujo.

Tras agregarle eso mismo al rascacielos de su boceto,se detuvo y miro de nuevo. El edificio no estaba del todo derecho.

Es un buen día para llorar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora