Complejo de Cupido.

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COMPLEJO DE CUPIDO:

Cupido y yo nunca nos entendimos, mejor me concentré en otras cosas. Y fui un buen estudiante, futbolista promedio y un amigo leal, poco discreto. Aunque nunca dejé de suspirar por otras chicas que me robaban mi catalogo de sonrisas. Y así fui creciendo, volviéndome un niño algo tímido y sin mayor gracia. Hasta que tuve una novia, algo flaca y sin mayor chiste, pero con mayor experiencia que este detractor de las cosas del corazón.  Y aprendí a besar con desesperación. Y hurgué debajo de algunas blusas. Y acaricié terciopelos que algunas chicas me ofrecieron. Y tuve uno que otro amor de esos que taladran, pero en general me atormentó el desconcierto, porque Cupido es un tipo bipolar que te endosa flechas con fecha de caducidad. En esos trances, entre besos y caricias, fui aprendiendo que las letras enamoran y que la inteligencia es un buen afrodisiaco, que la poesía atrae textualmente. Es verdad, tuve más inviernos  que veranos, pero las letras me han cobijado y la poesía me ha servido de resguardo en época de tormentas. No es que reniegue del amor, sería muy necio, pero ya he comprendido que a Cupido le encanta estar chingando. Así que prefiero que el deseo sea más intenso que las cartas de amor. Algo habré aprendido, porque ya no escribo poemas que rebosen optimismo y prefiero lanzar flechas que no compitan con las de Cupido.

2da, resacaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora