capítulo 19. 2/2

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Chris pov

Tu... Tu me proteges...- dijo mi pequeña radiante rogando. Con sus ojos me expresaba su desesperación.

-¿De qué?- mentira, sabía perfectamente de que la estaba protegiendo. Pero no podía decirle nada, y me partía el alma.

-No... No lo sé.- titubeo nerviosa. Sus ojos se cristalizaron y bajó su cabeza. Vi perfectamente como una lágrima rodaba por su mejilla.
¿¡Por qué aún sigue aquí!? ¡Es un idiota! ¡No sabe todo lo que ella está sufriendo! Me sentía terrible, pero tenía órdenes que seguir. No quería ser castigado nuevamente.
Mis ojos se cristalizaron, y segundos después llegaron las lágrimas. Levantó su mirada y ambos nos encontramos con el rostro con lágrimas del otro.
La pequeña radiante, MI pequeña radiante, me tomó la cabeza y apoyó su rostro en mi cuello. Y empezó a sollozar. Maldita sea, como odiaba que sufriera.

-Ayudame...- dijo con un hilo de voz.- No me niegues...- dijo entre llanto. Me abrazó, me abrazó y pude notar como la protección que una vez le había prometido, le llegaba. Pero no era suficiente. Para darle mi protección debía haber un lazo más fuerte.
La tomé con fuerzas, solo quería sentirla junto a mi. Pero la necesitaba. Quería tenerla junto a mí cada segundo. Quería que ella no me viera como su mejor amigo, pero eso estaba prohibido, y lo estará siempre. Al pensar eso rompí en llanto.

-Chris, Chris. ¿Que sucede?- me tomó el rostro. Me sentía especial. Me sentía cuidado. Comencé a limpiarle las lágrimas que tenía en sus mejillas. Y... Empezó a besar mis mejillas. ¡Mi pequeña radiante besaba mis mejillas! No pude evitar sonreír ni sonrojarme.- Te ves tierno.- Esa sonrisa que tanto amaba estaba en su bello rostro. Y... Si, me sonroje aún más.- No te alejes de mí, Chris. Nunca más.- me hizo recordar al castigo, el culpable de alejarme bastante de ella. Pero, si me no me alejaba un tanto de ella... Mierda ¡El castigo volvería!
Pero... No podía defraudarla.

-Nunca más.- me eché un paso para atrás y tomé su mano para dejar un pequeño beso que le produjo un escalofrío.-Adiós, mejor amiga.- dije duro. Empezando a caminar. Sabía que debía alejarme ¡Lo sabía! Pero ella no sabía mis motivos para hablarle así. Yo sólo estaba aquí para protegerla, ese es mi objetivo, no para hacerla mi novia.

-¿Y así te vas verdad? ¿¡Qué parte no entiendes cuando te digo que te necesito!?- Oh mierda, mi pequeña radiante iba a llorar nuevamente, ¡Y por mi culpa! Agaché mi cabeza. Se acercó firme, y puso su rostro exactamente a centímetros del mío.-Dime, ¿Qué es lo que quieres ahora mismo?-

-Besarte.- sólo me sincere.

Se acercó y rompió la distancia de nuestros labios. En serio la amo. Dejé mis labios inmóviles, para averiguar si realmente quería besarme. Y sonreí mientras me besaba. Lo hacía con pasión, y no pude ponerme más feliz. Le di un lento movimiento a mis labios, y tranquilicé la aceleración de los suyos. La protección pasaba de mi cuerpo al suyo en grandes proporciones. Estaba cumpliendo perfectamente con mi promesa.
Nos separamos para tomar aire, pero sabía que me necesitaba. Sabía nunca iba a ser suficiente. Así que comencé a darle cortos besos en sus labios, uno tras otro. Y me detuve cuando besé sus dientes. Había provocado su perfecta sonrisa. Rodeé su cintura con mis brazos y la alcé. La llevé hacia un banco y allí la senté, y yo me puse de rodillas delante de sus piernas. La emoción me recorría todo el cuerpo.

-No puedo explicarte lo que me haces sentir.- dijo con la sonrisa más grande de su vida. Tomé sus manos y las llevé a mi boca para dejarle pequeños besos.

-Se que estás sufriendo mucho...- tenía miedo de que me preguntara como sabía.- Hoy, olvidarás todo eso. Hoy, haré que eso no importe. Hoy, seremos tu y yo. ¿Está bien?- pregunté nervioso.

-¿Y qué es lo que haremos?- preguntó como una niña. Es tan dulce y tierna.

-Te llevaré a cenar y luego iremos a la pista para que practiques.- dije sonriendo. Ella se confundió un poco.

-Chris... No voy a competir.- dijo al mismo tiempo que se le cristalizaban los ojos. Ay no por favor, que no llore, que no llore.

-Si lo harás.- tomé sus mejillas.- Y si es por las heridas, yo las sanaré lo antes posible. No decaigas ahora. Es tu sueño, y yo lo cumpliré.- dije y se lanzó a mis brazos. Es mía.
Nos paramos y caminamos de la mano hasta un restaurante. Elegimos una mesa muy alejada, en el parque, rodeada de arbustos bien cortados y luces de colores.
Nos trajeron el agua y noté que mi pequeña radiante bajaba demasiado la mirada.

-Ey.- dije suave y dulce.

-¿Qué?- continuó sin mirarme.

-¿Qué sucede?- pregunté más serio.

-No quiero comer.- me miró por unos segundos. No sabía que decir.

-Ohh, Lis. Vamos. ¿Por qué no quieres?- dije y se le formó una sonrisa, pero no me miraba. Hasta que me miró y dijo:

-Porque quiero de tus labios.- dijo a punto de reírse. Me paré de la silla sin dudarlo y cuando llegué a ella estampé mis labios contra los suyos.
Sus movimientos eran apasionados y adictivos. Quería más y más, y me tomó fuerte de los hombros. Me separé sorprendiendola.

-Comeremos en el camino.- sonreí a más no poder por tenerla frente a mí. Tomé su muñeca y retiramos la comida para llevar.
Conducía mientras comíamos y reíamos. Para cuando llegamos el chófer de Lis ya estaba esperandonos con los patines en mano.
La ayudé a ponérselos y se dirigió al hielo.
Me apoyé en la baranda y disfruté de la vista de sus saltos y su mágica sonrisa...





El Derrumbe De La Vida IdealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora