Capítulo 12

31 7 0
                                    


Pero quien bajó no era mi madre...
Oh no. ¿Que hacía aquí?
Me paré rápidamente. Me tensé completamente y el miedo vino a mí cuando lo vi acercarse con paso firme y furioso, con el seño fruncido y el semblante tenso.
Quedó muy cerca mió, y me asusté cuando me tomó desprevenida y gritó...

—¿¡QUÉ RAYOS TE SUCEDE!?— mis ojos de abrieron como platos y mi respiración se entrecortaba. Nunca había visto a Dan en este estado.—¿¡ASÍ QUE TE ANDUVISTE BESUQUEANDO CON EL IDIOTA DE CHRIS!?— en todo caso el idiota era él, pero eso no fue lo que le dije.

—¿Quién te ha dicho eso?— antes que nada quería saber quién nos había visto.

—¡Laureana me dijo que los vio, que ya me venías engañando con él hace rato! Me dijo que soy tan estúpido que nunca me di cuenta que no eres más que una putita.— ¡Laureana voy a matarte! Si, nos habíamos besado, ¡Pero el resto lo inventó! ¡El resto es todo mentira!
Y ahí es donde me di cuenta que también les decía cosas malas de mí a mis amigas.

—¡JA! ¿Le crees a esa zorra? Obvio si, no te voy a negar que nos besamos, ¿Pero que te engañé siempre con él? ¡Esos son puros cuentos en contra mía!— me era muy difícil mirarlo a los ojos, no quería verlo jamás después de que me haya llamado putita, con tantos meses juntos.

¡DE TODOS MODOS ME FUISTE INFIEL!— tenía miedo, pero no iba quedarme con los brazos cruzados.

—¡Como si tú estuvieras para mi siempre!—

—¡AQUÍ SE TERMINÓ TODO! ¡NO TE AGUANTARÉ NUNCA MÁS!— tenía tanta furia que sus gritos me hacían mal a los oídos.

Se dió vuelta, dió unos pasos, pero volteó nuevamente y vino a mí con furia. Me tomó de los hombros y me empujó contra el vidrio. Me golpeaba contra el vidrio y yo solo dejaba que mis lágrimas cayeran, empezé a gritar del dolor. Me empujaba contra el vidrio de una manera espantosa. Él gritaba de rabia mientras lo hacía, y yo llorando y gritando. Mi cuerpo estallaba contra el vidrio; el último golpe fue el peor de todos, el más doloroso el más fuerte, el que hizo que el vidrio se quebrara, y mi espalda sangrase a no más poder. Y me dejó tirada, me abandonó. Estaba tirada en el suelo, llena de sangre y observé perfectamente como se subía a su auto, se marchaba, y se sumaba a la lista de personas que me abandonaron...

[...]

Después de que el agua de mis ojos acabara pude retomar fuerzas y logré pararme. La vista se me puso borrosa y me debilité al ver tanta sangre. ¿Por qué mierda justo hoy tenía que ser el día donde mis padres le daban el día libre a los guardias? Era un día al año, y tuvo que ser justo hoy.
Caminé toda débil, haciendo un gran esfuerzo. Dejaba sangre por todo el camino de la entrada.
No sé cómo hice pero llegué a mi habitación, de allí fui al baño y con una ducha dejé que el agua limpiara la sangre y las heridas. Cerré la llave de agua y apoyé mi frente en la pared mojada. Dolían los cortes de la espalda, pero más dolía mi soledad. Más dolían los recuerdos con mi padre. Más dolía el no saber dónde estaba mi madre (la llamó pero nunca contesto). Más dolía saber que mis amigas se creían las mentiras de Laureana. Más dolía no tener amigas. Más dolía no haber tenido el valor de decirle a Dan del beso....
Más dolía... Saber que mi vida ideal se estaba derrumbando.

Lágrimas no caían más. Nunca había llorado tanto...
Me vestí con ropa interior y un buzo extremadamente holgado y largo.
No comí. Intenté mirar televisión, pero el dolor se apoderaba de mí y comenzaba a gritar con todas mis fuerzas.
Se hicieron como las 23 hs y decidí salir al parque trasero. Caminaba descalza sintiendo el pasto en mis pies y como mis rarezas, me dió algo de paz.
Llegué al borde de la piscina, se veía negra como la oscuridad de la noche...
Me quedé contemplando la rarez del agua, o más bien... Decidiendo entre hacer o no, lo que hice seguidamente...
Me lancé, cerré mis ojos y me deje caer. Solté todo el aire, saliendo burbujas de mi boca. El buzo se me salió por ser tan holgado, y yo solo me hundía.

Y escuché una voz que me dijo...
—Cuanto sufres pequeña. Pensar que aquí podrías ser feliz...—

Abrí los ojos y no logré ver nada. Decidí que no valía la pena suicidarme, y nadé rápidamente antes de llegar a ahogarme.
Ya en la superficie tomé gran cantidad de aire. Puse las manos en mi rostro sin entender nada, acaso... ¿Estuve a punto de suicidarme? Acaso... ¿Estuve a punto de dormir para siempre?

La respiración se me detuvo al recordar la voz. Agarré un ataque de pánico, tomé mi buzo que flotaba en la superficie y salí corriendo con el buzo puesto. Empapada, corría y gritaba a más no poder. Tenía un miedo inmenso. Estaba completamente sola, pero alguien me había hablado. Cuando entré a mi casa estaba todo oscuro. Como una niña que teme a la oscuridad, subí las escaleras y llegué a mi habitación con un miedo y un dolor inmensos.

Me sequé y me fui a acostar.
Estar en mi cama me ayudó a darme cuenta... De que aquella voz no era la voz que me había perturbado de niña, era una nueva voz.

[...]

Me desperté mucho antes de que la alarma sonara. Moví las sábanas y me senté en la cama para pararme. Pero no pude, apenas puse peso en mis pies sentí un gran dolor en ellos. Me miré y los tenía lastimados. Al parecer ayer en la noche pisé algo que no debía. Tomé valor y me paré sin importar el dolor. Iba a vestirme con el uniforme del colegio pero recordé las heridas de mi espalda. Caminé hacia el espejo y pude observar cada uno de los cortes. Cortes y moretones por toda la espalda. Lo único que no se veía en el espejo, eran las heridas de mi corazón. Me deprimí, pero mi cuerpo estaba tan debilitado que no fabricaba lágrimas. Prendí la televisión y decidí comer un yogur que había en el refrigerador de mi habitación.
Pasó el tiempo y sonó mi alarma, así que decidí vestirme. Costó, pero lo hice con cuidado para que ningún corte se abra y manche con sangre el uniforme.
Estuve lista antes de tiempo, pero de todas formas bajé. Tuve que llevar mi mochila arrastrando por el suelo y las escaleras, ya que mi espalda no me permitía cargarla.
Abrí la puerta de casa pero me detuve, no seguí con lo que estaba haciendo.
Había una caja de regalo en la entrada.
Me agaché como pude para leer el papel. Pero me arrepiento de haberlo hecho. Me arrepiento de no haber ignorado el regalo. La nota decía...

De tu padre...

()()()()()()()()()()()
Holaaa
Bueno, primero que nada quiero decir que me siento muy feliz de tener 465👀 y segundo... De que tengo miedo, tengo miedo de que destruyan mi sueño 😔 tengo miedo que me bajen todas las esperanzas 😔 tengo miedo de no ganar nada a pesar de poner tanto esfuerzo. Pero bueno, AMO AMO AMO escribir. Y les pido que rueguen de que nadie destruya mi sueño, porque sino no hay más nove, porque sino corto la nove, porque sino la abandono.
Ojalá les guste tanto como a miii ( el capítulo )
Besoos

El Derrumbe De La Vida IdealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora