Capítulo 10

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¿Mis amigas serían capaces de salir con ella sin mi?
No lo creo, es decir, ¿Cómo van a salir con alguien que recién conocen y encima yo no esté invitada?
Me quedé algo estresada con la chica perfección, pero ya estaba volviendo a casa y hoy tenía, como todos los lunes, clases en donde salíamos a trotar en grupo.
Llegué a mi casa, entré y no  había nadie por ningún lado, ni empleados ni Rossi, que siempre anda por ahí.
Subí las escaleras con gran pereza, subí el último escalón y la puerta del cuarto de mis padres se abrió, dejando a la vista a mi madre que se quedó pálida y tensa. Tenía el rostro rojo... Y lleno de lágrimas...

—¿Mamá?— solté la mochila dejándola caer al suelo. Mi madre se limpió la cara rápidamente, sorprendida y al parecer asustada.¿Qué carajos?— Mamá, ¿Qué sucede?—

—¿Qué? No, nada hija. No se que te preocupa.— me contestó intentando simular seguridad, pero me demostró que estaba destrozada.

—¿De verdad quieres mentirme?¡No me puedes negar que estabas llorando!— Caray, encima que se encontraba en ese estado yo le hablaba así.—Lo siento, no tienes porque contarme, pero a mí me duele que no lo hagas. Encima que te encuentro de este modo quieres ocultarme que sucede.— dije, intentando reparar el modo en que le había hablado.

—Hija, ya es obvio que estoy mal, pero...— dijo acercándose a mi y apoyando una mano en mi hombro y mirándome a los ojos transmitiendo intensas sensaciones que me debilitaban.— ... No creo que sea un tema para contártelo, creo que debo darle más tiempo a lo que me pone de este modo, aún no sé qué pueda suceder, entiéndelo.— Con su intensa mirada y sus palabras... El dolor en el pecho volvió, y no lo pude controlar. El no saber que le sucedía me causaba rabia, odio y grandes ganas de llorar, no se porqué quería llorar, pero ver así a mi madre lo producía.
—Entiendo— me eché para atrás, tomé la mochila y me fui directo al cuarto. Debí quedarme con ella para acompañarla y abrazarla, pero gran parte de mí quería largarse.
Realice las tareas de la escuela y me vestí con ropa deportiva. No era mi mejor día, pero no iba a fallarles a mis compañeros, que son como mi segunda familia. Hoy correríamos por la costa sur.
La clase me sirvió para cansarme y dejar de pensar en mis amigas y mi madre. Estaba de regreso a casa y noté que no tenía ningún mensaje de el grupo con mis amigas, era extraño, siempre hablábamos y somos bastantes como para que ninguna ponga "hola". Me puse nerviosa pero logré controlar las ganas de escribir algo para que habláramos. Enseguida se me vino a la cabeza que podría ser culpa de Laureana.¿Pero ella que tenía que ver? Apenas llegó, no puede cambiar las cosas tan rápido. O más fácil, No puede cambiar las cosas.
Bajé de mi habitación para ver si en un rato comíamos, pero no había nadie cocinando, sólo mi madre colocándose una campera con un bolso a su lado.

—¿Qué está sucediendo?— pregunté ardiendo de rabia.¿A donde rayos iría?¿Planeaba irse sin decirme nada?

—Me iré de casa por unos días.— dijo mientras se colocaba el bolso en el hombro y abría la puerta. Me abalancé sobre la puerta para impedir que la cierre. Si, ya lo tenía planeado, no quiso avisarme.

—¡Y así sin decirme!¡No tengo idea de que te sucede y quieres irte sin avisar!¡Dejandome sola!¡Porque te informo que mi padre tampoco ha vuelto!— no aguanté, y le grité. Nunca le hablaba de esta manera. Mi vista se volvía borrosa y miré hacia arriba para evitar que agua saliera de mis ojos. Mi padre, el no regresó, todo esto tiene que ver con él.¿Por qué otro motivo se pondría de este modo?—Todo esto es por mi padre¿verdad?—
Y no puedo creer que se haya volteado y haya desaparecido tan rápido de allí. Me dejó en la puerta, destrozada, sin saber que hacer.
Solo comprendí que mi padre tenía la culpa. Nada raro que desilusione...
Me senté en el escalón de la puerta, aturdida.
No sabría cuando volvería, y no me atrevía a enviarle un mensaje.

***

Era martes y tenía clases nuevamente. En los recreos estuve sola, por primera vez en mi vida. Mis amigas estaban siguiendo a Laureana de aquí para allá, y yo no me atrevería a hacer lo mismo. Al parecer ninguna de mis amigas notó mi ausencia...
Me sentí invisible, sentía que no tenía control sobre las cosas. Me sentía sola, y opté por poner el doble de atención a las clases.
Tenía que entregar un trabajo, pasaba por medio de los bancos, pasé por delante del banco de Laureana y Oh no mierda mejwhfskenrn
Ya estaba estampada en el piso.
—¿¡Qué te sucede!?— me levanté con toda la rapidez para gritarle. Pues me había puesto la traba y no iba a quedarme como si nada.

—¿Qué?¿A mí?— dijo simulando sorpresa. ¿Y a quien mierda te parece que le estoy hablando? Chica perfección que me metió la traba.

—Nooo.— dije sarcástica, abriendo mi boca lo más que podía y moviendo las manos.—¡Si!¡A tí que me has puesto la traba!¡Y no me lo niegues porque lo vi con mis propios ojos!¡Y yo no miento!—

—Jajajajajajaja— estalló en carcajadas.¿¡Quien carajos se cree!?

—¡No te hagas la santa, que se muy bien que eres una zorra!— mis palabras me llevaron a dirección. Y de regalo una amonestación, pero valió la pena, la dejé boquiabierta, al parecer no se esperaba que fuera a decir algo así en una institución tan importante.

Ya me estaba retirando, caminando por el parque, cuando...

—Ey! Jajaja, fue genial lo que ocurrió. Yo te banco. *te apoyo*— dijo Chris, mi mejor amigo. Chris era muy alto y ancho. De piel morena y ojos cafés, pero con cierto tono rojizo. Carajo ya me perdí en sus ojos.

—Valió la pena la amonestación, ¿Cierto?— le dije. Con una enorme sonrisa, la cual no tenía en mi rostro hace bastante tiempo.

—Si, cierto.— nuestros pasos se hicieron más lentos, hasta que detuvimos el paso. Nos volteamos para quedar enfrentados, y estaba malditamente cerca. Me sentía completamente en otro mundo, donde el sufrimiento familiar y de amistad desaparecía. Su mano se posó en mi mejilla, y corrió mi cabello suavemente. Me tomó de la barbilla y acercó mi boca a la suya, lo cual hizo que nos diéramos el beso más dulce de toda mi vida. Fue suave y lento, muy suave y muy lento. Soltó mis labios y me susurró...

—Lo siento...— y empezó a alejarse...

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Holaaa
Me encantó hacer este capítulooo
Espero que les gusteee
Se vienen muchas cosaass 😀

El Derrumbe De La Vida IdealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora