Capítulo 22

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Se estaban besando apasionadamente delante de mi maldita cara.

No sé qué hago aquí todavía. ¿Cuál es el sentido de todo esto? Si solo me la paso sufriendo.

Furiosa tiré de los malditos cabellos rubios de Laureana y logré que se separaran.

—Maldita pe...

No oí la frase. Oí el fuerte puñetazo que dió en mi rostro.

Mis cortes de la cara que había hecho el diamante, se abrieron y empezaron a sangrar con el golpe.

La detesto muchísimo.

La empujé con todas mis fuerzas. Hice que se tambalee pero se terminó yendo. Al parecer ya había terminado con su trabajo de hacerme trizas y quitarme lo único más preciado que me quedaba.
MI PROTECTOR.

Hablando de mi protector... Él estaba aún ahí, parado,  con lágrimas recorriendo sus mejillas.
Me dolía muchísimo verlo así. Pero más me dolía que no me besara y que estaba tirando todo a la basura.

—¿Aqui se acabó verdad? ¿Dejaras de ser mi protector? ¿Dejaras de hacerme feliz? ¿Te olvidarás de mi mientras yo te pienso cada segundo?

Dolía demasiado.

Bésalo. Decía una parte de mí.

Golpéalo. Decía otra parte.

Estaba furiosa, estaba odiada. Mi fin llegaría sin él. ¿Y ahora que haré?

Tengo miedo.

—Tengo miedo.— le susurré.

¡Maldito imbécil! No se movía estaba totalmente serio e inmóvil.

Yo me largo. No puedo seguir viéndole la cara.

—No perderé mi tiempo.

Me fuí.

Con odio, con tristeza.

Las lágrimas dejaron de caer para darle espacio al odio. A la furia, a la rabia.

Me fuí caminando lo más rápido que pude al salón.

Las primeras dos clases estuvieron bastante bien. Prestaba atención, hacía las tareas. Pero siempre hay un espacio para pensar en lo malo, soltar unas lágrimas, y dibujar mi libreta.

—Can go to the break.— anunció el profesor de inglés.

Acomodé mis cosas y salí al descanso con lápices, una libreta, y dinero para comprar algo en la cafetería/confitería.

Fui directo a comprarme un jugo de naranja, mi favorito

Iba entre los alumnos, esquivando, cuando mi libreta se caen al chocar con una chica.

No lo puedo creer.

Lena.

Sus ojos miel chocaron con los míos cuando nos agachamos a tomar la libreta.

—Lo-lo-lo.— tartamudeó muy nerviosa.

—No impor...

Apareció Ana.

Y tiró de su mano. Llevándose a Lena al grupo de chicas.

Y un chico...

Me paralice como una imbécil al verlas tan felices con Laureana.

Pero la arroz no devolvía la amistad que le daban. Era creída, siempre diciéndoles que hacer.

Laureana se ganó muchos enemigos. Los rumores siempre corren.

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⏰ Última actualización: Feb 02, 2017 ⏰

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