Futuro

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La realidad concebida durante tantos años en los muros no iba a verse modificada por el deseo infantil de alguien, aun si ese deseo buscaba multiplicarse e impactar positivamente en miles de vidas

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La realidad concebida durante tantos años en los muros no iba a verse modificada por el deseo infantil de alguien, aun si ese deseo buscaba multiplicarse e impactar positivamente en miles de vidas.

A sus ancestros les tomó decenas de años construir una vida plena dentro de la fortaleza capaz de alejar a los titanes; sería cuestión de un milagro que ocurrieran mejoras aún mayores en solo seis, tomando en cuenta las grandes pérdidas. Los soldados seguían atacando titanes y los titanes seguían devorándolos. Las armas de fuego mantenían su inutilidad en cuanto a movimiento y las ligeras cuchillas aun prometían ser la acertada opción para arremeter contra ellos.

Nada cambió para la humanidad, pero aun así, todo había de seguir su curso.

Se descubrían secretos, formaban alianzas, entrenaban nuevas tropas y se mantenían enteros aquellos con suficientes habilidades. Aunque seis años es poco para evolucionar, es suficiente para alegar antigüedad. Por eso no es de sorprender que la juventud avanzara hacia nuevas experiencias, o que simplemente intercambiaran los pensamientos infantiles por algo de sabiduría.

—En un momento te está platicando un desconocido, y al siguiente buscas un regalo para su hijo —aquellas palabras le pertenecían a Sehun, que inspeccionaba las vidrieras de tan concurridos comercios en Sina.

— ¿Acaso sientes nostalgia? —Preguntó Yixing sin buscar en él una respuesta, aunque esa frase pudiese ser cierta apelando al lado optimista; la realidad era que, para ambos, los años avanzaban con tanta lentitud que apenas si podían soportarlos.

En Sehun se acumulaba el peso del duelo con cada invierno que se iba, y él solo se abarrotaba en preocupaciones que no podía dejar lucir. Un ligero alivio le recorrió al percibir la esencia floral dueña del reconfortante clima. Las hojas verdes y casi translucidas ante los rayos de sol, el césped largo y abundante decorando las casas de Sina; una perfecta primavera.

—Entremos aquí, parece ser un buen lugar para buscar.

Una pequeña pero lujosa juguetería llamó la atención del más joven. Tal vez por el atractivo color azul de sus puertas, o quizás por el gran letrero que decía "Descuento para soldados". Inmediatamente sus ojos se posaron en Yixing, que sin pensarlo mucho entró primero, mostrando su distinguido uniforme de la policía militar.

—No me uses para obtener descuentos... —susurró resignado.

—Lo siento.

La dama que les atendió con amabilidad, envolvió el presente cuidadosamente y se los entregó. Eso y el respeto era lo que cada ciudadano demostraba por los policías militares, sea cual fuese su rango. La paz en Sina se debía al orden que habían logrado imponer, frenando casi por completo la delincuencia y disputas; por tal razón, la gente hacía todo lo posible por remarcar su aprecio. Era una actitud totalmente diferente a la de los ciudadanos de Rose, quienes también fueron parte de María, y estos aun mantenían su desprecio.

Take me Home (Hunlay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora