Alianza

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Yixing lo primero que distinguió al recuperar el conocimiento fue la mirada de Sehun, el sobresalto de tenerle tan cerca aferrándose a su camisa, el asombro y luego su cuerpo tirado en el suelo.

—Solo pude traer esto así que... —Luhan ingresó al cuarto viendo la extraña escena entre los dos compañeros—. Eh... ¿Qué haces en el suelo?

—Nada, solo me resbale y caí... —balbuceaba intentando desviar su rostro del mayor que le observaba desde su cama—. Por fin trajiste comida, que bueno, ya tenía hambre —exclamó rápidamente intentando cambiar el tema tomando algo de lo que traía consigo pero su amigo lo apartó.

—No, no, no. Primero le daré a Yixing su parte y luego a ti —explicó—. ¿Estás mejor? ¿Te duele algo? —Pregunto a quién seguía en cama con una voz dulce, ofreciéndole un pan—. Correr durante horas debió dejarte fatal.

—Estoy bien... —buscó no preocuparle más de lo debido, reincorporándose y comenzando a comer—. Muchas gracias Luhan...

— ¿Ves? Solo tenías que esperar tu turno, ahora toma.

Sehun recibió el pan y lo comió en silencio, aun temía que surgiera el tema de la repentina cercanía con el mayor. Sin embargo al acabar el último bocado, pensó en los acontecimientos del día y algo que todavía le molestaba a tal punto de parecer una piedra en el zapato.

— ¿Por qué les mentiste? —interrogó directamente a Yixing que todavía no acababa de comer.

— ¿Mentir? —El mayor le miro confundido y con la boca llena—. ¿Cuándo dije una mentira?

—Cuando les dijiste a todos que había sido tu culpa lo de la maquinaria de entrenamiento. No le veo sentido.

—Ah eso... —sonrió—. No es mentira, si fue mi culpa —sus dos compañeros de cuarto le miraron confundidos—. Estuve observando tu entrenamiento por un tiempo. Me preocupaba que salieras herido estando solo allí. Debí haberme acercado antes, convencerte de que no era una buena idea seguir con ello —reemplazó su honesta sonrisa por una expresión de culpa—. Fue una imprudencia de mi parte no haberte advertido antes, lo siento.

— ¡¿Por qué te disculpas?! —Exclamó molesto levantándose de donde estaba, aquellas tan sinceras y transparentes palabras acrecentaron la molestia en su pecho. Odiaba esa maldita piedra en el zapato—. ¡No necesito favores! ¡No te necesito! ¡Nunca lo hice y nunca lo haré! —dándose cuenta de lo último que dijo, salió a paso veloz de la cabaña antes de que quisieran interrogarle.

Ni siquiera entendía por qué le afectaba tanto, por qué deberían importar viejos rencores. "¿Eso eran? ¿Rencores?" se cuestionó mientras caminaba hacia ningún lugar en particular. Por razones simples entendía que Yixing era parte de su pasado, un viejo amigo se suponía. Sin embargo no veía en sus recuerdos imágenes fijas, solo momentos mezclados y borrosos como agua turbia. No recordaba ni quería recordar más que lo necesario sobre su pasado y por el momento Yixing no era una prioridad.

Al calmarse e ignorar ese raro comportamiento tenido, se cuestionó si volver era una buena idea a pesar del cansancio que le invadía. Meditó lo suficiente como para encontrarse con ambos compañeros durmiendo. Entró y cerró la puerta sin hacer ruido recostándose en su cama. Le parecía humillante permanecer en ese cuarto pero mucho no podía hacer, al menos hasta que se presentara otra alternativa.

La mañana siguiente Luhan le despertó como cada una de sus anteriores veces, la única diferencia fue que solo se encontraban ellos dos en el cuarto. Al parecer el mayor había partido unos minutos antes lo cual fue un alivio, más no se libró del interrogatorio por parte de quien le lanzaba sus zapatos apresurándole y a pesar de la insistencia, no se tocó el tema sobre lo ocurrido la noche anterior.

Take me Home (Hunlay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora